Homenaje marques 2006 

Homenaje al marqués del Duero. 27 de junio de 2006

Transcribimos a continuación parte de la intervención de Lucía Prieto Borrego en la Mesa redonda sobre Historia Local que tuvo lugar en Marbella el 28 de agosto de 2008 (con referencias a San Pedro al final del texto).

La emergencia de los estudios centrados en el espacio más cercano al individuo es relativamente reciente, el papel que juega la historia en la conformación de la identidad nacional explica que la investigación histórica, sociológica y politológica haya ignorado o menospreciado el estudio de las regiones o las localidades cuyas particularidades, reales o inventadas, tienden a ser consideradas como meros repertorios culturales o folklóricos que pueden ser integrados o supeditados a la comunidad nacional.

Durante el franquismo se establece un modelo historiográfico totalizante acorde con las ideologías del fascismo, que niega la posibilidad de un diálogo con identidades históricas alternativas a la de la centralidad del estado. En este proyecto, la historiografía profesional, pero también la local, en manos de cronistas o aficionados juega un papel esencial. La construcción de una historia generalista, serviría de argumento justificativo en forma de agravio para determinados estudios localistas o nacionalistas que se desarrollan en la Transición.

Esta situación se invierte en los años 80, cuando empiezan a proliferar los estudios de historia local a consecuencia de la irrupción de una generación de intelectuales, historiadores cuya identidad incluye formulaciones historiográficas alternativa y por otra por la quiebra del mismo estado franquista. Otro de los factores determinantes en este impulso tiene que ver -según algunas interpretaciones historiográficas, hoy muy controvertidas- con la supuesta postergación del pasado más reciente de la historia nacional, que sería paralelo al desarrollo de proyectos regionales historiográficos en el marco del proceso de construcción autonómica.

Descendiendo a la situación de la Historia Local en Marbella presenta como primera evidencia un cambio de panorama manifiesto entre el final del franquismo y la actualidad.

Como hecho poco diferenciado con respecto a otras localidades, la historia local se caracteriza por la total hegemonía de un paradigma basado en el positivismo y por supuesto en la erudición. Un modelo cuya utilidad conocemos todos los que aquí nos encontramos y que creo que ya tiene para cualquier investigador la cualidad de fuente primaria.

Creo personalmente que la obra de Fernando Alcalá no perseguía al menos conscientemente crear una identidad en un sentido cultural o político, de todas formas aunque su obra está necesitada de un análisis historiográfico, que siempre nos sería útil, es posible aprehender aún de forma superficial algunas características como sería la supremacía de la definiciones de identidades más grupales que comunitarias.

Su obra no presenta las mitificaciones del franquismo como la de Antonio Maíz Viñals. No en vano se divulga durante la transición, de la mano del Premio Vázquez Clavel instaurado en 1978, Marbella esa desconocida, y se impulsa bajo el primer ayuntamiento de la democracia. Este impulso sería paralelo a la citada expansión de la historia local durante el proceso de construcción autonómica. Ello fue plenamente coherente con el discurso sobre las identidades y la recuperación de la memoria colectiva del andalucismo político y el programa cultural del primer ayuntamiento democrático en manos de un concejal andalucista. El ayuntamiento constituido en 1979 llevó a cabo un intenso impulso editorial con la publicación de otras obras de Alcalá, como su Marbella Musulmana, y con la edición de la revista Cilniana.

Este impulso quedó bruscamente interrumpido por la victoria electoral socialista y prácticamente a nivel de iniciativas municipales no es recuperado hasta la actualidad si se exceptúa la publicación de Antonio Rodríguez Feijoo sobre la enseñanza liberal, en época del concejal socialista Silvestre Puertas.

¿A qué fue debido la marginación de la política cultural socialista de actuaciones en apoyo de la historia local y el patrimonio durante los años 80 en unos momentos en que los que como he dicho estaba en pleno auge, las actuaciones en pro de la recuperación de la cultura popular, las tradiciones y las identidades?

Puede ser una respuesta política. Estas actuaciones fueron iniciadas en los ayuntamientos democráticos, en general por el PSOE, y continuadas por los siguientes. El Ayuntamiento socialista de 1983, y en concreto su primer delegado de Cultura, pusieron un empeño personal en marcar distancias de la política cultural de la anterior delegación, alo que no ocurrió en los ayuntamientos de continuidad socialista y por otra parte la hegemonía que la Universidad Popular mantuvo durante los años 80 en la política cultural del municipio.

Con ser un proyecto iniciado también por la corporación del 79, la corporación del 83 lo transformó interiorizándolo como un proyecto socialista, no en vano en el año 80 las principales ciudades del país gobernadas por el PSOE ponían en marcha entre 1981 y 1982 centros dedicados a la animación sociocultural.

Ello no tenía por que ser incompatible con el apoyo a los historiadores, pero también en la UP la atención a la Historia, al patrimonio y a cualquier iniciativa relativa a las humanidades quedó postergada a favor de un modelo de gestión cultural que privilegió a la música, al teatro y al flamenco, sobre todo esta última manifestación cultural en San Pedro.

Mientras en otras localidades las iniciativas de recuperación de la cultura popular o la tradición pudieron servir de trampolín a la creación de lugares de memoria como museos, centros de interpretación o parques arqueológicos en Marbella esto no ha sucedido porque las escasas iniciativas que en este sentido la UP llevó a cabo se encaminaron a recuperar lo que nunca se había perdido como el Tostón o la fiesta de San Juan. Mientras, el grueso del presupuesto se encaminaba a actividades de gran proyección exterior como el Cine Club o las Ferias del Libro que en los años 80 trajeron a Marbella a intelectuales de gran peso en el mundo de las letras.

En los años 90 había que dar a la luz los resultados de las primeras investigaciones de historia de Marbella y San Pedro realizadas bajo métodos y marcos teóricos renovadores, no quiero decir con ello que hubiesen abandonado por completo el positivismo, y hubimos de hacerlo ahora, como bajo los gobiernos socialistas, al margen de la institución municipal.

Ni los ayuntamientos socialistas ni los gilistas han hecho en Marbella hacer un uso público del pasado, es decir por la memoria histórica. Los primeros por estar más interesados en la construcción de una cultura democrática en un lugar donde era fácil soslayar cualquier reivindicación de identidad, los segundos, porque como todos los movimientos mesiánicos, creen inventar la historia y por tanto no necesitan prestar atención al pasado.

El resultado ha sido el desenvolvimiento de la historiografía local al margen del poder político, con una vinculación no exclusivamente académica y, en mi opinión, sin pretensiones de apoyar identidades comunitarias.

No sé si esto podría hacerse extensivo a San Pedro. La utilización de recursos como los utilizados por el actual Ayuntamiento para la conmemoración del aniversario de la muerte del marqués del Duero [«el desembarco de Normandía»], constituyen algo tan ajeno a la práctica y al discurso historiográfico realizado sobre la figura del marqués que más bien parecen encaminados a negar la posibilidad de construir una identidad. Algo que en el caso de San Pedro sí es sospechoso de poder ser utilizada políticamente.

El resultado es que los estudios de la historia de esa localidad se canalizan igualmente que lo sucedido en Marbella hasta ahora, al margen de la institución municipal, en concreto en este caso a través de la Hermandad del Patrón, que aúna esfuerzos en el culto religioso al patrón y a una especie de culto laico al marqués, los dos únicos espacios simbólicos en los que los sampedreños se reconocen entre sí.

Al margen una historia compartida. Y en este caso consciente o inconscientemente sí puede crearse, artificialmente como todas las identidades, memoria histórica y esto sí le parece amenazante al actual poder local.

2 comentarios
  1. Manuel Fernández
    Manuel Fernández Dice:

    Estimada Lucía:

    A pesar de no conocernos personalmente, permíteme que te tutee al ver tan cercanos nuestros pensamientos; motivo por el cual, no puedo dejar pasar un momento sin felicitarte, por tu trabajo, a veces compartido con José Luis, otras en solitario. Trabajando en pro de la Historia con mayúscula, la que nos enlaza desde estos pueblos con un pasado en el que nuestra influencia en el conjunto de España fue importante.

    Protagonistas los hemos tenido sirviendo a la patria desde la política hasta lo militar, creando riqueza desde el sur, cuando ahora nos quiere hacer ver alguno que el norte siempre fue quien “tiró” de España.

    En el siglo de la globalización, es encomiable que haya personas que miren hacia uno mismo, hacia sus raíces y costumbres; las mismas que quieren ser borradas desde el poder local, aquellos que prefieren un pasado de peineta, mantilla, faralaes y jet-set, a lo que verdaderamente fuimos: simples agricultores y pescadores; trabajadores en definitiva.

    Al realizar la lectura con la que José Luíi Casado nos ha presentado sobre tu intervención en la Mesa Redonda sobre Historia Local que tuvo lugar en Marbella el 28 de agosto de 2008, no me atrevo a utilizar calificativos menores al hablar de esa intervención: excepcional, impresionante, clarificadora… Lo que ha rondado mi mente en multitud de ocasiones ha sido refrendado por tus frases llenas de razón, lejos de alinearse con quienes tienen el poder y el dinero (Ayuntamiento de Marbella y partidos políticos) como hacen muchos, realizando tus estudios de forma responsable, poniendo a cada cual en su sitio y a la historia local donde se merece.

    Como he dicho en otros lugares, no pienso añadir nada a tus palabras porque son claras, concisas y rotundas analizando por qué San Pedro Alcántara es hoy lo que es, a pesar de que el franquismo terminó hace 35 años. (Entiendo que culturalmente para San Pedro Alcántara, no.)

    Gracias por todo, Lucía y José Luis. Gracias por ir poco a poco, con mucho esfuerzo, “haciendo pueblo”.

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  2. José A. Moreno
    José A. Moreno Dice:

    Creo que esa foto necesita una mano de Photoshop. En esa instantánea hay algunos que sobran clarísimamente, auténticos figurones que no han sentido en su vida a su pueblo y que han despreciado por sus actos el legado de nuestro fundador. Yo estaba allí cuando esos señores se abrieron paso casi a codazos para aparecer en la foto. A mí me lo ofrecieron y no creí oportuno aparecer con aquellos que habían tenido la idea de homenajear al Marqués, básicamente la gente de la Hermandad, suyo era el acto y suya debía ser la imagen para la posteridad. Pienso que se premia a los que sin ningún pudor perdieron el culillo por inmortalizar su presencia, máxime porque esos mismos indeseables enrojecieron o callaron cuando grite un «¡Viva San Pedro Independiente!». Con esto creo que queda todo dicho.

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