El lector interesado en temas sampedreños, o alcantarinos, habrá oído alguna vez el calificativo de «convento más pequeño del mundo» aplicado al monasterio de El Palancar, fundado por San Pedro de Alcántara en la provincia de Cáceres a mediados del siglo XVI.
El motivo de llamarlo de esa manera es evidente: las pequeñísimas medidas de sus instalaciones. El recinto mide 65 metros cuadrados en los cuales está incluida la iglesia, donde sólo cabía el sacerdote que decía la misa y su ayudante. Contiene la celda del santo reformador, construida bajo una escalera, y de tamaño tan reducido, algo más de un metro cuadrado, que en ella no podía estar ni de pie ni tumbado, lo que le obligaba a dormir sentado.
Para conocer con más detalle el porqué del sobrenombre, convertido casi en un reclamo publicitario, ponemos a disposición del lector un artículo de Arturo Álvarez Álvarez titulado de esa forma: «El convento más pequeño del mundo», publicado en la revista Historia 16 en el año 1988.
El autor, además de acercarnos al mínimo cenobio, también nos proporciona información sobre la biografía del santo y el actual convento de El Palancar, un edificio mucho mayor edificado sobre el primitivo edificio.
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