Ingenio cubano, detalle

Cuba se convierte en el siglo XIX en el país productor de azúcar más importante del mundo. Los pequeños ingenios, que funcionaban desde finales del siglo XVI, se transforman en industrias modernas, al utilizar la máquina de vapor que sustituye la fuerza animal. Una tecnología que luego pasará a la metrópoli, donde surgirán grandes fábricas en las costas de Málaga y Granada.

En 1837 se inaugura el primer tramo de ferrocarril (en la Península la primera línea, Barcelona-Mataró, no se abriría hasta 1848), que veinte años después comunicaba todas las zonas azucareras de Cuba.

Se incrementa la producción y también el número de esclavos según la capacidad de cada ingenio. Normalmente la media era de unos cien, pero algunos, como el ingenio Trinidad, llegó a poseer mil hombres.

La iniciativa azucarera, sentada sobre la base del esfuerzo de la oligarquía criolla, al margen de una política estatal consciente, va a dar a esta sacarocracia un fuerte componente antimetropolitano.

De los tres sectores exportadores más importantes de Cuba: azúcar, café y tabaco, el que más motivó a los artistas fue el azúcar. Existe, por ello, una hermosa y amplia colección de grabados que constituyen un valioso documento histórico. La mayoría presentan los exteriores de los ingenios, en medio de inmensos cañaverales, aunque también podemos conocer el proceso industrial a través de las vistas del interior de las fábricas.

Ingenio cubano, interior

Los grabados aquí reproducidos pertenecen al catálogo de la exposición Grabados coloniales cubanos, que tuvo lugar en Málaga durante 1999 a cargo del Museo Nacional de Cuba y la Diputación Provincial de Málaga.

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