En 1979, en San Pedro Alcántara, como en el resto de España se votaba en abril a los representantes del primer ayuntamiento de la democracia, aunque en este caso el consistorio estuviera a 10 kilómetros de distancia: el Ayuntamiento de Marbella. Constituido por diferentes y variados partidos políticos, el candidato socialista obtuvo la vara de mando, aunque alejado de la mayoría absoluta.

Decisiva en esta victoria fue el electorado de San Pedro Alcántara, que se decantó masivamente por esta opción política. Como consecuencia, su líder indiscutible, Manuel López Gómez, se puso al frente de la Tenencia de Alcaldía. Sin embargo, el objetivo de Manuel López era más alto. Refrendado por el programa socialista en el ámbito municipal, pretendía, al igual que muchos sampedreños, la segregación para formar un nuevo municipio.

En el programa de la feria de 1979, su presentación lo dejaba claro desde el primer momento, “Sólo unas palabras de saludos a los vecinos de este querido pueblo de San Pedro Alcántara y mi deseo de que paséis unos días de alegría y sana diversión”.

Pueblo frente a barriada. Era una distinción clave. Porque barriada era la denominación administrativa oficial, pero también la ofuscación del ayuntamiento franquista y de otros poderes fácticos para dejar meridianamente clara la relación de subordinación entre la capitalidad del municipio y la en otros tiempos colonia agrícola.

El tic de los rancios gobernantes de la dictadura lo adoptó el Partido Socialista, con una contumaz defensa de la unidad municipal. Perder el apoyo en las urnas de San Pedro Alcántara hubiera acarreado el del gobierno de Marbella, joya destacada de la estadística de triunfos en el conjunto del país.

Quien no cambió de postura fue Manuel López, que seguiría pugnando hasta su fallecimiento, en 2019, por conseguir un ayuntamiento para San Pedro Alcántara. En el programa de la feria de 1979, seis meses después de las elecciones municipales, ya reivindicaba. Su portada llevaba el escudo del marqués del Duero, para invocar la historia particular a través de la relevancia del fundador de la colonia.

El escudo del programa no tiene firma, pero quizá su autor fuese Fernando Alcalá, ya que en el su libro San Pedro Alcántara. La obra bien hecha del Marqués del Duero, impreso en enero de 1980, dibuja un escudo similar (varían algunos detalles, por ejemplo los leones rampantes miran al blasón, mientras que los del programa miran al frente), y hace referencia al libreto de las fiestas.

Este escudo lo usó la Tenencia de Alcaldía, hasta que en 1986 se convocó un concurso para que la población, perdón barriada, tuviese un blasón distinto al de su fundador, descartando el antiguo emblema de la colonia, donde aparece el santo rodeado de aperos. Certamen que ganó Alcalá, con el escudo que se aplicaría desde entonces.

Sin embargo, se empleó y se emplea de forma alegal, ya que las normas autonómicas sólo reconocen un escudo por municipio. Y se utiliza de forma intermitente, ya que algunos concejales y concejalas, alcaldes y alcaldesas, proscribieron dicho símbolo del pueblo, perdón, barriada, ya que suponía una afrenta casi subversiva al poder que se encarnaba en ellos y emanaba de la plaza de los Naranjos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aunque es necesario aclarar, que el escudo de la feria de 1979 no era exclusivo del marqués del Duero, sino que también lo ostentaba su hermano José, marqués de La Habana. Así se muestra en documentos emitidos por este último, siendo capitán general de la isla de Cuba.

Este escudo familiar de los hermanos Gutiérrez de la Concha e Irigoyen de la Quintana, donde se simbolizan sus apellidos en la parte central, entre ellos cinco conchas, es el que labró en piedra Juan Galiano Muñoz, y que se encuentra desde 1983 en el Paseo de las Palmeras. Un hijo suyo, David Galiano, destacado en el arte audiovisual, pregonará este año de 2019 la feria de la ciudad, perdón, de la barriada. Felices fiestas a todos.

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