“El algodonero en España” es un librito de 32 páginas perteneciente a la colección “Catecismos del agricultor y del ganadero”, de la editorial Espasa Calpe, que entre los años 20 y 30 del siglo XX publicó nada menos que 150 de estos catecismos o cartillas sobre los temas más diversos del campo español. El ejemplar consultado es del año 1931, pero en la Biblioteca Nacional de España existe una edición del mismo de 1921.

El autor de “El algodonero en España” es Domingo Saldaña y Solanas, pero lo que nos interesa en el ámbito local es que el autor del prólogo es Enrique Cremades, quien se presenta como “ingeniero director de la colonia de San Pedro Alcántara”, uno de los mayores expertos del cultivo del algodón de su época y promotor de este cultivo en España. Cremades hace mención al posible ahorro para los empresarios textiles al no tener que depender de las importaciones de esa planta. Y explica como en San Pedro Alcántara y El Ángel, sobre todo en la primera finca, se cultiva con un gran rendimiento.

Por esta relación de Cremades con San Pedro Alcántara no es de extrañar que la portada del librito sea una fotografía del secadero del algodón de la colonia, que podríamos situar en los almacenes de la zona conocida como El Cortijo, imagen similar a otra publicada en alguna revista de la época.

Inauguración de la fuente sobre la pila de «Vega del Mar», 11 de noviembre de 2022. Foto tomada de la web del Ayuntamiento de Marbella.

Muy bonita la fuente que imita la pila bautismal de Vega del Mar, pero algo subida de precio: 300.000 euros, en números redondos. Son muchos como para haberlos invertidos con mejor criterio en la original, en la antigua iglesia a orillas de la playa
Retirado el barco del pirata Gil lo lógico hubiera sido devolver a su lugar la exiliada escultura Síntesis de San Pedro de Alcántara, ignorada en un lugar donde nadie puede prestarle atención. Bastante hacen los conductores con estar atentos a las ocho entradas y salidas de la rotonda del polígono industrial.
Si le sumamos los otros 300.000 euros de la reciente redecoración de la rotonda de Pedro Gil, en El Ingenio, suman la friolera de 600.000 unidades de curso legal. Las mismas que hubieran contribuido a adecentar Vega del Mar y su deteriorado entorno, incluido basurero municipal.
Pero es una enfermedad que parece incurable y contagiosa, la inflamación por las rotondas, lo dicho, rotonditis.

 

Ricardo Soriano, promotor del Hotel El Rodeo en la década de 1940 y uno de los pioneros de la Marbella turística, fue detenido en San Sebastián el 25 de marzo de 1936 en relación al atentado cometido el 12 de ese mes por falangistas contra Luis Jiménez de Asúa, uno de los penalistas más destacados del siglo XX, diputado del PSOE y vicepresidente del Congreso. Según los periódicos de esos días, se le acusaba de prestar su avioneta para que algunos de los implicados en el ataque escaparan a Francia. Conducido a Madrid, Soriano fue puesto en libertad el día 27.
Antonio Rivero (2019), en “El ausente. La novela de José Antonio Primo de Rivera”, donde narra los tres últimos años de vida del fundador de la Falange, recrea una conversación de Ricardo Soriano con Juan Antonio de Ansaldo, “rico aviador y playboy” (Preston, 2013 y 2019) —en esto coinciden los dos interlocutores—. Ansaldo, organizador de las escuadras terroristas Falanges de Sangre, le pide a Soriano su avioneta para huir a Francia con algunos de los participantes en el atentado, que si bien no logró el objetivo de asesinar al diputado socialista acabó con la vida del policía de escolta.
Este apoyo del reconocido e ilustre vecino de Marbella a los conspiradores en el golpe de estado del 18 de julio contra el Gobierno republicano no es novedosa. Ya Ana María Mata (2005), en su novela biográfica “Un hombre para una ciudad. Ricardo Soriano”, indicaba que se alineó con los sublevados debido a sus intereses económicos, así puso sus aviones a disposición de los franquistas en el frente del Norte, a cambio cuando acabó la guerra recibió el reconocimiento de los vencedores.
De todas formas, no resulta extraño que Soriano, como terrateniente y millonario, estuviera entre los elementos derechistas que apoyaron la sublevación militar. Además, como noble, el marqués de Ivanrey coincidía en estatus con el jefe supremo de los falangistas, ya que Primo de Rivera era marqués de Estella. Nombre actual de una calle de San Pedro Alcántara, algo inexplicable después de más de cuarenta años de democracia y de la promulgación de diversas normas sobre Memoria Histórica.

Subasta solidaria de una hoja de papel de carta, auténtica (no es fotocopia), del Hotel El Rodeo, fundado en 1947 por Ricardo Soriano, marqués de Ivanrey, uno de los pioneros de la Costa del Sol. Establecimiento caracterizado por su distribución en baja altura, bungalows.

Presenta ilustraciones a todo color: un membrete con un mapa de situación en la parte superior y banderas con las actividades que se ofrecen al turista en el lado izquierdo. Su tamaño es de 21,5 X 27,6 cm, de color amarillento y con una franja decolorada en la parte inferior.

Las pujas comenzarán el 21 de diciembre a las 10 horas y terminarán a las 22 horas del viernes 26 de diciembre. Se efectuarán únicamente por el grupo de Facebook “No eres de San Pedro si…”.

La cantidad recaudada irá destinada a la Asociación “Amanecer en la Colonia”, colaboradora de las Cáritas de San Pedro Alcántara.

Textos de las banderas:
Pesca deportiva y submarina.
Motonáutica, vela y remo.
Natación y baños solares.
Caza mayor y menor.
Excursiones y montañismo.
Albergues, restaurante, bar.
Teatro cine del Rodeo.

Junto a la Tenencia de Alcaldía se encontraba esta escultura de Enrique Ramos Guerra, polifacético artista sevillano, pintor, grabador, escultor, cuya obra se muestra en diversas ciudades. La figura incompleta, a la que faltan cabeza, brazo y pierna, podría representar, como indica un crítico de su obra, su obsesión por la esencia de la persona, la lucha por la libertad y la angustia ante lo desconocido.

La escultura de Enrique Ramos se retiró de su ubicación hace más de un año, en el transcurso de la remodelación de la plaza de la Iglesia.

Desde aquí pedimos que se reintegre a su lugar o a otro, donde puede lucir adecuadamente, y no como ha ocurrido, por ejemplo con la Síntesis de San Pedro de Alcántara,  que se colocó en una rotonda con mucho tráfico que impide su correcta visión.