Séptima jornada de confinamiento.

En el Día de la Poesía.

Dedicado a Lucía Prieto, defensora de los trapiches de acá y de allá.

Durante los años 1992, 1993 y 1994 se publicó la revista Rosa Verde, n.º 1, 2 y 3, editada por el Centro Público de Educación de Adultos de San Pedro Alcántara y la Asociación de Formación de Adultos y Cultura Popular Rosa Verde.

Ahora, con la colaboración de la Asociación San Pedro Alcántara 1860, se han escaneado los tres ejemplares que vieron la luz. Con noticias,  reportajes y artículos, con especial atención a la historia local, que conservan en bastantes casos su validez, a pesar de los años transcurridos. Años de plomo para el patrimonio sampedreño.

Desde aquí el reconocimiento a la labor de todos los alumnos, maestros y colaboradores, en especial a Manuel Fernández Valdivia y José Edmundo Sanz-Daza Bautista. También a los anunciantes, con cuyo único ingreso se sufragaba la impresión, una colaboración de gran mérito, pues cualquier crítica a la política gilista, como la que hacía Rosa Verde, era objeto de represión.

Archivos en PDF para descargar:

Revista Rosa Verde 1, menos páginas centrales

Así nace un pueblo, páginas centrales de Rosa Verde 1

Revista Rosa Verde 2 completa

Revista Rosa Verde 3, menos páginas centrales

El Trapiche de Guadaiza, páginas centrales de Rosa Verde 3

 

El acto de inauguración de la biblioteca de San Pedro Alcántara tuvo lugar a las seis y cuarto de la tarde, del martes 19 de diciembre de 1978, según el Saluda enviado por el alcalde de Marbella, Francisco Palma. Poco después, a las siete de la tarde se inauguraría la de Marbella.

Al acto asistiría el ministro de Cultura, Pío Cabanillas, y otros altos cargos de la política nacional, provincial y local. Recordemos que dos días antes, el domingo 6, los españoles votaron de forma masiva y afirmativamente la Constitución, lo que abría una nueva etapa democrática en nuestro país.

El proceso para la puesta en marcha de la biblioteca se había iniciado casi un año antes, ya que el Pleno municipal en enero de 1978 acordó: solicitar su creación al Ministerio de Cultura, así como el establecimiento de un concierto con el Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas, aprobar el reglamento de su régimen interno y el de préstamo de libros, y una propuesta de Junta de la Biblioteca, compuesta por el Concejal delegado de Cultura, José Manuel Vallés, y los directores de los dos colegios de E.G.B. de San Pedro Alcántara, Jerónimo Torquemada y Francisco Lavela, mientras que para encargado se proponía al maestro Luis Sánchez Cuñat.

A los dos años de este último acuerdo, diciembre de 1980, se cambió la composición de la Junta, ya en el contexto de la primera corporación municipal democrática. Tenía como presidente al alcalde de Marbella, Alfonso Cañas, y como vocales a Manuel López, teniente de alcalde de San Pedro Alcántara, junto con Hipólito Fernández, José Llamas y Remedios Nieto. Como responsable de la biblioteca se nombró a María Dolores Zamora, que con el tiempo fue sustituida por María Luisa Otal, quien en la actualidad sigue desempeñado el cargo, y a la cual queremos reconocer su labor a lo largo de todos estos años.

Pero no sería hasta unos meses después, febrero de 1981, cuando se publicó en el Boletín Oficial del Estado la Orden de la creación de la “Biblioteca Pública Municipal de San Pedro Alcántara”.

Hasta aquí los datos extraídos de documentos procedentes del Archivo Municipal de Marbella, que tendrían que confrontarse con otra información, para completar la pequeña historia de una institución tan relevante como es una biblioteca pública, la de San Pedro Alcántara, que hoy cumple 40 años.

 

La biblioteca ocupó el lugar del matadero municipal, en la esquina de las calles Manuel Cantos y Doctor Eusebio Ramírez. En la fotografía se puede ver como los bajos lo ocupaba un Centro Juvenil, después se dieron allí clases de la Universidad Popular y más tarde se instaló la sala infantil y juvenil de la biblioteca, dejando la de la planta superior para los adultos.

La biblioteca se trasladó a la plaza de la Iglesia. Y en la actualidad en sus locales funciona una oficina de la Policía Nacional, trasladándose la puerta de entrada de la calle Doctor Eusebio Ramírez a Manuel Cantos.

Vista interior

En la esquina de la mesa se puede ver el libro de Fernando Alcalá San Pedro Alcántara. La obra bien hecha del marqués del Duero, quizá uno de los ejemplares más consultados de la biblioteca.

En la parte superior de la estantería una enciclopedia, ahora en desuso por un masivo empleo de Wikipedia y otros medios.

En medio Carolina de Mónaco y Brigitte Bardot ocupan las portadas de dos revistas. El diario SUR anuncia un inminente cambio de ministros en el Gobierno que presidía Adolfo Suárez. A la derecha la revista Voz Propia, de una asociación juvenil de San Pedro Alcántara.

En el estante inferior Cambio 16, que junto con Triunfo del estante de en medio, fueron revistas que contribuyeron a la información del cambio democrático en España, y al propio cambio. También se puede ver Mundo Escolar, una publicación del ¿Colegio Pablo Ruiz Picasso?.

Junto al mueble fichero con el catálogo de los libros el mostrador de información, recepción y oficina de la responsable de la biblioteca. El ventilador nos hace recordar el calor que hacía en verano en la sala. Y una máquina de escribir portátil de los tiempos, no demasiado lejanos, en los que vivíamos sin ordenador.

 

REVISTA DEL PLAN ESTRATÉGICO

ENTREVISTA A JOSÉ LUIS CASADO BELLAGARZA

Pequeña semblanza sobre José Luis Casado

Nacido en Málaga y residente en San Pedro Alcántara desde hace más de cuarenta años, es uno de los historiadores locales más reconocidos del municipio, con una larga trayectoria donde ha ostentado el cargo de presidente de la asociación Cilniana y de la asociación San Pedro Alcántara 1860, ambas dedicadas a la divulgación y defensa del patrimonio. 

Tiene toda una vida dedicada a la docencia. Es licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad de Málaga y ha obtenido recientemente el título de doctor en Historia, con la tesis «La colonia agrícola de San Pedro Alcántara. 1857-1910».

Es autor o coautor de obras como «La Granja Modelo de San Pedro Alcántara. Un proyecto de innovación agraria», «La muerte del marqués del Duero en la Gaceta de Madrid y en La Ilustración Española y Americana» o «El marqués del Duero y Cataluña». Su interés por la historia local, especialmente la del siglo XIX, se refleja en numerosos artículos de revistas o capítulos de libros, entre ellos «Jugando a dos bandas. Azucareros y banqueros en la colonia de San Pedro Alcántara», «El Patrimonio Histórico Industrial en el municipio de Marbella», «El agua en las colonias agrícolas de San Pedro Alcántara y El Ángel», «Ocultación de la riqueza agraria en el municipio de Marbella. El Catastro de 1897», «Capital físico y humano en la agricultura mediterránea andaluza: la colonia agrícola de “El Ángel” a finales del siglo XIX», «La Sociedad Colonia de San Pedro Alcántara a través de sus balances: 1883-1909», «Los habitantes de San Pedro Alcántara durante la etapa fundacional (1860-1873)».

1. Nuestra ciudad ha atraído a pioneros que realizaron innovaciones importantes, desde Enrique Grivegnée en el Trapiche del Prado, Manuel Agustín Heredia como promotor de la Ferrería de la Concepción, los primeros altos hornos civiles de España, o el marqués del Duero como fundador de la colonia de San Pedro Alcántara. Su tesis doctoral versa sobre el nacimiento de la colonia. ¿Qué destacaría de la figura y de la obra del marqués del Duero?

Manuel Gutiérrez de la Concha fue un militar de renombre, a sus brillantes actuaciones en el campo de batalla unió su tarea como autor de varios libros de táctica. Al mismo tiempo, como integrante de la Unión Liberal, lo que podríamos llamar hoy el centro político, presidió varias legislaturas el Senado. A ello se sumó, su conocimiento de la realidad económica del país. No olvidemos que fue durante varios años capitán general de Cataluña, la región más desarrollada de España.

Quizá eso lo motivara para crear un establecimiento agroindustrial modélico en la costa occidental malagueña (Marbella, Estepona y Benahavís). Con algo más de 3.000 hectáreas, y teniendo como actividad central el cultivo y la molienda de la caña de azúcar en una moderna fábrica de última tecnología, introdujo métodos nuevos de cultivo, con intensificación del regadío, empleo de maquinaria moderna y la creación de una granja escuela para formar capataces. Pero el final no fue nada exitoso, tras agotar los recursos propios (sobre todo los de su esposa, que era la que aportó el capital al matrimonio), no pudo afrontar los pagos de los préstamos recibidos. La venta de la colonia fue el final de la obra bien intencionada del marqués del Duero, aunque el principio de un pueblo, San Pedro Alcántara, que ha perdurado hasta nuestros días.

2. Usted es un gran estudioso de nuestra historia con numerosas publicaciones y defensor del patrimonio local. Si tuviera que elegir un patrimonio entre todos los que alberga nuestro municipio, ¿con cuál se quedaría? ¿Por qué?

Al contrario de lo que podría pensarse, el municipio de Marbella tiene un patrimonio histórico más que notable. El conjunto formado por las termas romanas de Las Bóvedas y la basílica paleocristiana de Vega del Mar, están entre los yacimientos más importantes de su época en Andalucía. A esto se une la villa romana de Río Verde con su original mosaico culinario, la alcazaba de Marbella y su propio casco histórico.

Por afinidad con mi campo de estudio, además del abandonado Trapiche del Prado, junto con a igual de abandonada Ferrería de la Concepción, sumaría en San Pedro Alcántara el Trapiche de Guadaiza y la Alcoholera del antiguo recinto azucarero del barrio de El Ingenio. Por suerte, estos dos últimos enclaves, gracias a la presión ciudadana, gozan de un buen estado de conservación que permite su utilización como recintos culturales, lo que ayuda a la socialización del patrimonio histórico.

3. Si tuviera que elegir un periodo histórico clave para entender lo que hoy somos, ¿con cuál se quedaría?

Lo que ha cambiado la vida de los habitantes de San Pedro Alcántara y Marbella en los últimos 50 años ha sido el turismo. Aparte de estudiar otros periodos históricos, es necesario investigar y difundir lo que ha supuesto el fenómeno turístico como elemento dinamizador económico pero también como promotor de cambio en las mentalidades y de una urbanización del territorio en bastantes ocasiones destructor del paisaje original. En este sentido, es necesario dotar a la población de instrumentos de análisis para evitar que se destruyan de forma irreversible los factores que hacen de la Costa del Sol un destino turístico de primer orden.

4. En el momento que se dedica algo de recursos a investigar o a excavaciones arqueológicas se descubren hallazgos que nos llevan a reinterpretar la historia local y nuestro patrimonio ¿Qué parte de nuestra historia es la más desconocida por falta de investigación?

Por suerte en el municipio, tras la obra precursora de Fernando Alcalá, un conjunto de historiadores hemos tratado temáticas y periodos diferentes de forma complementaria, con publicaciones individuales y en conjunto, sin olvidar los 25 números de la revista Cilniana, que a través de sus tres épocas, son de referencia obligada en cualquier consulta historiográfica sobre Marbella y otros términos del entorno.

No obstante, quedan muchos huecos por cubrir y siempre habrá materia para estudiar. Y las fuentes son cada vez más accesibles, comenzando por las documentales del Archivo Municipal o la sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, donde se encuentran los fondos del conde de Luque, imprescindibles para el conocimiento de los actuales municipios de Marbella, Estepona y Benahavís.

En cuanto a San Pedro Alcántara, los yacimientos de Las Bóvedas y Vega del Mar no cuentan con estudios definitivos. Y aparte del estudio iniciado por mí sobre la colonia de San Pedro Alcántara, desde su fundación en 1860 hasta la integración en la Sociedad General Azucarera de España en 1910, es necesario continuar para conocer ese proceso que denomino “de colonia agrícola a barriada”, cuando los servicios comunitarios se integran en el Ayuntamiento de Marbella, tras muchos años de autonomía a cargo de empresas poderosas, en el plano económico y de relaciones políticas a nivel nacional.

5. ¿Cuál es su opinión acerca de las posibilidades de las nuevas tecnologías aplicadas a la historia, en especial Internet y las redes sociales, y en concreto para la historia local?

Me parece muy positivo la ampliación de recursos para los historiadores y para los aficionados a la historia local en concreto. Aunque me parece que cada vez se simplifica más, antes eran las webs, después los blogs y ahora las redes sociales, lo cual produce un reduccionismo extremo, no dejo de reconocer su lado positivo.

En cuanto a la historia local no dejan de crecer los documentos accesibles tanto del Archivo Municipal, como el de los Archivos Nacionales. De igual modo, las hemerotecas digitales, en especial la disponible a través de la Biblioteca Nacional, nos ofrecen una información cada vez mayor. Y las redes sociales ayudan a la divulgación, soy usuario de Facebook y se puede encontrar una información interesante, aunque sucede de forma tan rápida que es muy difícil seguirla y por otra parte no deja de ser una iniciación para las personas interesadas, que deben seguir otros procedimientos para profundizar en los diversos temas que allí sólo se esbozan.

 6. Recientemente acaba de impartir una conferencia titulada “Un patrimonio inadvertido: el cementerio de San Pedro Alcántara”. Si tuviera que destacar otro patrimonio local olvidado ¿en cuál pensaría?

El cementerio de San Pedro Alcántara, abierto en 1885, alberga una docena de tumbas centenarias, que merecen ser conservadas como parte de una cultura material pero también como reflejo de una cultura inmaterial.

En cuanto a otro patrimonio olvidado los embalses Viejo y Nuevo de la colonia de El Ángel, juntos con los de la colonia de San Pedro Alcántara, Las Medranas (término de Marbella), y los de Cancelada (Estepona) y La Leche (Benahavís), merecerían una mayor difusión y protección, ya que constituyen el conjunto hidráulico para regadío más numeroso de España, en una fecha muy temprana, antes de que el Estado asumiera la construcción de grandes embalses. Un patrimonio de obra pública único, con enormes valores históricos, medioambientales y de ocio, usurpados en su mayor parte por particulares.

7. Marbella es una ciudad eminentemente turística que ha decidido poner en valor su patrimonio como uno de sus pilares en el desarrollo de la estrategia de excelencia y cultura ¿Es un proceso relativamente fácil dada nuestra historia?

Aunque se están dando pasos para ello, todavía queda mucho para lograr que el patrimonio del municipio cuente con una protección y difusión adecuadas. Es necesario una labor continua en torno a los valores históricos que poseemos, pero lo que tengo claro es que primero debe ser para uso y disfrute de los vecinos, de los ciudadanos sampedreños y marbelleros, quienes desde niños deben ser formados para su conocimiento. En segundo lugar estaría el emplearlos como recurso turístico, un argumento que enlazo con algo que parece olvidarse algunas veces, que las plusvalías de todo tipo generadas por los turistas debe recaer en la población autóctona.

Portada Historia Casual

Para celebrar el Día del Libro reproducimos la página 103 de Historia Casual de San Pedro. Publicada en febrero de 2007, la primera novela histórica sobre San Pedro Alcántara, contada de forma amena por José Antonio Moreno Durán.

El autor utiliza como hilo conductor una trama familiar para contarnos la fundación de la colonia agrícola y su posterior desarrollo hasta llegar al siglo XX, donde conviven, y luchan, con resultado desigual, los partidarios de la independencia administrativa de la antigua colonia, convertida en ciudad turística, con los intereses de promotores urbanísticos al asalto del poder municipal.

Página 103:

Mi grupo, conmigo incluido, se integró sin problemas en la reserva espiritual del sampedreñismo, nuestra Casa del Pueblo particular [se refiere al Bar Hermanos Espada]. La adscripción política ya nos abrió la puerta, porque la mayor parte de nosotros tirábamos hacia el independentismo. Habíamos nacido en San Pedro y, por extraño que pudiese parecer, nuestras familias tenían bien ancladas sus raíces en la zona, a diferencia del noventa por ciento de la población, que provenía de otros lugares; pueblo de aluvión que se llama en términos demográficos. Esto provocaba que la tarea de sensibilizar al paisanaje con su ciudad resultase harto complicada. Al mismo tiempo, este hecho servía para reafirmar nuestro sentimiento de ser diferentes, si se me apura, casi como ungidos de una particular singularidad. Nos sentíamos independentistas pero no excluyentes, nuestras puertas estaban abiertas a quien quisiera, sin mirar el carné de identidad para saber dónde había nacido, ni su adscripción política, raza, talla, color de ojos ni nada de nada. Nos unía el sentimiento de abjurar de la capitalidad de Marbella, expresado en un tono belicoso o moderado, según quién entrase al trapo, aunque yo tenía la impresión de que muchos de nuestros argumentos eran más románticos que lógicos. Sería preciso resaltar, para tener una visión completa del cuadro, que nos encontrábamos dentro de una situación personal relativamente compleja. La mayoría acabando sus estudios o habiendo ya renunciado, tirados, sin un duro, y con poquísimas perspectivas de futuro, en medio de esa famosa crisis económica que azotaba por esos años con una fuerza inusitada. O sea, el caldo de cultivo ideal para cualquier localismo, nacionalismo o… populismo.