Relacionada con San Pedro de Alcántara, patrón de la localidad


 
En los primeros tiempos de la colonia, en la época del marqués del Duero, el día del patrón era uno de los pocos días festivos, algo que disfrutarían los trabajadores del campo y de la fábrica, sometidos a un intenso calendario laboral.
A pesar de que sabemos de la existencia de una cofradía dedicada al culto del santo, según un documento de 1870, no sería hasta muchos años después cuando conocemos las actividades desarrolladas a través de un programa de feria.
Se trata de las fiestas de 1896, celebradas durante dos días. El 19 de octubre, después de la misa la imagen del patrono recorrió varias calles del pueblo. Por la tarde tuvo lugar una capea y se toreó un novillo, para terminar el día con baile en la plaza, iluminada a la veneciana (farolillos con un quinqué interior). El día siguiente destacaban las carreras de cintas en burro, una cucaña, juegos infantiles, mientras que en la playa se efectuó una fiesta que incluía moraga y baile de sociedad en la caseta que servía de almacén, después de ver los fuegos artificiales. Puso fin a estas “grandes fiestas” una retreta interpretada por la banda de música de Marbella.
De 1898 también se conserva un programa impreso, con actividades parecidas a la anterior, mostrando la gran capacidad económica de la Fives Lille, la compañía francesa que invirtió en San Pedro Alcántara. Uno de los puntos novedosos consistió en la proyección de “cuadros disolventes”, lo que ahora llamaríamos diapositivas, antecedente del cine, una actividad que encontramos en las ferias de grandes ciudades, como Málaga o Bilbao, y que causaría la admiración de los sampedreños y de los visitantes de los pueblos cercanos, que siempre acudieron a la cita de la que es la última feria del año en la comarca, que dispuso en esta ocasión de iluminación eléctrica. Paralelo a los eventos festivos, tuvo lugar la inauguración del hospital de la colonia, a la que asistió el obispo de Málaga, cuyo edificio se mantuvo en pie a la entrada del pueblo hasta comienzos de la década de 1980.
Las ferias siguientes son mejor conocidas por la mayor abundancia de documentación impresa y fotográfica. Así disponemos de imágenes de un numeroso y uniformado batallón infantil en la plaza en 1913, recinto que se revestía de forma adecuada para celebrar las corridas de toros.
Aumentaron los días de feria, y durante ellos los sampedreños pudieron disfrutar de actuaciones de cantaoras como la Blanca Estrella y bailarinas como la Sevillanita, en 1919, al igual que funciones de cine y teatro, como en 1922, año que también tuvo lugar una tirada de pichón.
Durante la década de 1920 se creó la banda de música de la colonia, formada por los propios trabajadores, que podemos conocerla, perfectamente dotada de uniformes e instrumentos en una fotografía de 1931. Agrupación musical que también actuaba en pueblos de la comarca.
En las décadas de 1940 y 1950 los días de feria aumentaron a cuatro, siempre en torno al día grande, el 19 de octubre. Con un modesto presupuesto, los ingresos procedían de donativos, una comisión del diez por ciento a las bebidas consumidas en las tabernas y lo cobrado a los feriantes, sin que el Ayuntamiento de Marbella aportara nada… y aún sobraba dinero para el año siguiente.
Las partidas de gastos principales eran los fuegos artificiales, el alumbrado que suministraba la empresa Taillefer y la banda de música, incluido su transporte de ida y vuelta en la camioneta “Pavoni” de Juan Vargas, Sin olvidar la gratificación al párroco por los actos religiosos.
El programa, además de la procesión del patrón el día principal, se completaba con el baile público en lo “finito”, un trozo de terreno alisado por cemento en el lateral oriental de la terriza plaza del pueblo, diversión principal, sobre todo para los jóvenes en su ritual de acercamiento intersexual. Los fuegos artificiales y los cohetes proporcionaban luz y sonido a unos días muy esperados, paréntesis en los días de trabajo. Carreras de cintas en bicicleta, carreras de saco o rotura de pucheros, constituían juegos para los sampedreños de menor edad.
En los años siguientes, a partir de la mejora económica que aportó el turismo y la construcción el programa aumentaría, pareciéndose más a los actuales.

Fuente principal:
CASADO BELLAGARZA, José Luis (2005), «San Pedro Alcántara y sus fiestas patronales (1896-1952)», en GÓMEZ DUARTE, Juan Andrés (coord.), San Pedro de Alcántara. Recuerdos de un pueblo y su patrón, San Pedro Alcántara, Hermandad de San Pedro de Alcántara, pp. 9-40.

     La Feria de 1898 en San Pedro Alcántara tuvo un programa con actividades dignas de una gran población: iluminación eléctrica, proyección de cuadros disolventes (parecidos a diapositivas), lidia de un novillo de muerte, además de la tradicional procesión (que entonces era del patrón seguido de otras imágenes de la iglesia), los fuegos artificiales y el baile en la plaza. Y por si fuera poco, ese año se inauguró el hospital de la colonia, que completaba el seguro que disfrutaban los habitantes, que cubría médico y medicinas a cambio del uno por ciento de su salario. Fue una feria imponente.

     El artículo publicado en el programa de la Feria de 2018 explica todo esto con más detalle:

Artículo de la Feria de 1898 en el programa de 2018

 

 

Palancar, color 

El lector interesado en temas sampedreños, o alcantarinos, habrá oído alguna vez el calificativo de «convento más pequeño del mundo» aplicado al monasterio de El Palancar, fundado por San Pedro de Alcántara en la provincia de Cáceres a mediados del siglo XVI.

El motivo de llamarlo de esa manera es evidente: las pequeñísimas medidas de sus instalaciones. El recinto mide 65 metros cuadrados en los cuales está incluida la iglesia, donde sólo cabía el sacerdote que decía la misa y su ayudante. Contiene la celda del santo reformador, construida bajo una escalera, y de tamaño tan reducido, algo más de un metro cuadrado, que en ella no podía estar ni de pie ni tumbado, lo que le obligaba a dormir sentado.

Para conocer con más detalle el porqué del sobrenombre, convertido casi en un reclamo publicitario, ponemos a disposición del lector un artículo de Arturo Álvarez Álvarez titulado de esa forma: «El convento más pequeño del mundo», publicado en la revista Historia 16 en el año 1988.

El autor, además de acercarnos al mínimo cenobio, también nos proporciona información sobre la biografía del santo y el actual convento de El Palancar, un edificio mucho mayor edificado sobre el primitivo edificio.

El convento más pequeño del mundo, en PDF

San Pedro, iglesia, 2005

Por Jorge Chacón Jiménez 

Si para una persona es difícil iniciar sus votos cristianos y dar su vida por los demás como lo hacen los curas, será mucho más difícil quien lo hace con votos franciscanos, siguiendo las enseñanzas de San Francisco o el mismo San Pedro de Alcántara.

Por ello recibir la carta, tras nuestra invitación, de Carlos, cardenal Amigo Vallejo, ha sido motivo de una gran felicidad.

Monseñor Amigo, arzobispo de Sevilla, personaje mediático sin duda, polémico por su inversión en iglesias pequeñas tras la venta del palacio de San Telmo a la Junta de Andalucía, cofrade, ensayista, escritor con innumerables libros, académico de las Bellas Artes de Sevilla… es una persona de nuestro tiempo.

Situado en las altas esferas de la Iglesia es a la vez cercano cuando baja a la arena cuando hace falta. Es una de las personas a la que muchos admiramos.

Su carta pausada, escrita para ser leída sin prisas, invitándonos a vivir la fe centrándonos en nuestro patrón, es sin duda una de las joyas que guardaremos en nuestros archivos para el futuro y para que sea disfrutada por generaciones que encuentren en San Pedro alguien a quien seguir.

Jorge Chacón, un hermano en san Pedro.

Carta del cardenal Amigo a los sampedreños, en PDF

Jorge Chacón es hermano mayor de la Hermandad de San Pedro de Alcántara

San Pedro de Alcántara, Pedro de Mena, Valladolid, ARFeijóo

Pedro de Mena (Granada, 1628-Málaga, 1688) fue uno de los escultores más representativos de la imaginería barroca del siglo XVII. Es autor de varias figuras de San Pedro de Alcántara, entre ellas la que se encuentra en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, fechada en 1663, y cuya foto nos ha enviado Antonio Rodríguez Feijóo.

Se dice que la primitiva imagen del patrón, venerada en la iglesia de la colonia de San Pedro Alcántara (quemada en 1936), era de Pedro de Mena, pero no tenemos referencias que pruebe tal suposición.