El exterior de las fábricas azucareras más tradicionales, de caña, solían pintarse de blanco, que contrastaban sobre el verdor de los cañaverales.

En las fachadas de las más modernas, azucareras de remolacha y también alcoholeras, el color iba desde el blanco al ocre; o dejaban ver las piedras o ladrillos, cuando se construían con estos materiales. En ambos casos los contornos de puertas y ventanas destacaban por el rojo de los ladrillos de las jambas.

En ocasiones, los paramentos exteriores se dejaban con el color propio del cemento tipo Portland, que por otra parte indicaba que se había empleado este nuevo material, un avance técnico en relación con otros más antiguos.

 

En el caso concreto de la destilería de San Pedro Alcántara, según la foto en la cual se ve la chimenea, fechada hacia 1900, y que aparece rotulada con el nombre de “Fábrica de alcohol”, y las imágenes posteriores, como la que insertamos de 1982, el color de la fachada era el del cemento empleado para el enfoscado.

En la restauración ejecutada a finales de la década de 1980 se pintó de color amarillo albero, no sabemos con qué criterio. Ahora, en las obras de rehabilitación que han finalizado en 2018 se ha empleado el color gris, para intentar ser lo más fiel posible al aspecto original.

 

 

 

 

 

Hace 25 años, en enero de 1994, Miguel Nieto informaba en el diario SUR de una investigación llevada a cabo por Lucía Prieto y José Luis Casado, en la cual se ponía de manifiesto que los dos antiguos edificios situados en la entrada oriental de San Pedro Alcántara, habían sido la sede de la Granja Modelo impulsada por el marqués del Duero en la década de 1860.

Además, se daba a conocer que la escuela de agricultura se había emplazado sobre un antiguo trapiche o ingenio de fabricar azúcar, el llamado Trapiche de Guadaiza, levantado por Juan Lesseps en 1823. Por tanto, se descubría un edificio preindustrial, anterior a la fundación de la propia colonia de San Pedro Alcántara.

Artículo en diario SUR: El nacimiento de una colonia. 23 de enero de 1994

Poco después, en mayo de 1994 los historiadores Prieto y Casado presentaban un libro sobre la Granja Modelo, con amplia información de la experiencia innovadora, editado por la Asociación de Formación de Adultos y Cultura Popular Rosa Verde. Y en julio publicaban un artículo en el número 2 de la revista Rosa Verde.

Plano del conjunto de la fábrica azucarera de San Pedro Alcántara, que incluía una alcoholera y otras instalaciones complementarias, cuya trama urbana se conserva en parte en el actual barrio de El Ingenio, que con el tiempo daría lugar a las calles principales: Julio Romero de Torres y José Echegaray, observándose en el dibujo dos hileras de casas en cada una de ellas.

El plano está fechado en 1902, un año antes de la venta del complejo industrial a la Sociedad General Azucarera de España, por parte de la Sociedad Colonia de San Pedro Alcántara, que a su vez la había adquirido a la Société Sucrière de la Colonie de San Pedro Alcántara en 1901.

La explicación de los números y letras del plano (traducida del francés), con la superficie ocupada por cada elemento, la transcribimos a continuación:


Para más información puede verse la tesis de José L. Casado Bellagarza, La colonia agrícola de San Pedro Alcántara. 1857-1910, disponible en Internet.

Una versión de la misma está en proceso de edición por la Universidad de Málaga.

La fotografía, cedida por Manuel Fernández Valdivia para este blog, pertenece a una publicación de la Organización Sindical, editada en 1959. Acompaña a un listado de nombres de los principales dirigentes políticos y cargos sindicales de la provincia. Por tanto, se le consideró con la suficiente importancia para ilustrar la reseña sobre Málaga.

El pie de foto no hace referencia a San Pedro Alcántara, sino que se titula como “Nuevo poblado entre Marbella y Estepona”. En este sentido podría entenderse que se corresponde con los poblados de colonización puestos en marcha por el régimen franquista entre 1940 y 1970 para fomentar la maltrecha producción agraria del momento.

Obviamente, no es así, ya que la colonia sampedreña tenía cien años de existencia cuando se hizo la fotografía. Caben dos respuestas. O fue un error por parte de los editores. O una falsa propaganda de los poblados de colonización, que en esos momentos se desarrollaban en la provincia, gran parte de ellos en el Valle del Guadalhorce.

Sea como fuere, nos ofrece una magnífica visión de lo que era el pueblo de San Pedro Alcántara, tal como fue concebido y ejecutado en su mayor parte desde los comienzos por el marqués del Duero, excepto la Villa de San Luis (década de 1880) o las casas situadas al sur de la calle Nueva (comienzos del siglo XX).

La imagen panorámica está tomada desde el noroeste de la población, desde una altura situada casi en vertical de las Casillas Nuevas y Casa de Robledano, apreciándose las mismas en el ángulo inferior izquierdo.

Para una mejor orientación, se ha rotulado de la siguiente forma:

Calle Nueva

Calle Marqués del Duero

C L: Calle Lagasca

C P: Calle Pizarro

P: Plaza

I: Iglesia

E: Economato

C: Cine Imperial

L: Lavadero

D ó N: Casa de los Dependientes o Casillas Nuevas

A ó R: Casa Administración o de Robledano

V: Villa de San Luis

La fotografía fue tomada a la caída de la tarde, apreciable por una sombra muy amplia de la iglesia en el centro de la plaza. Algo que habrá que tener en cuenta, para no confundir la sombra de las casas con elementos de las mismas, como los tejados.

Por último, indicar que existe una foto “gemela” de ésta, tomada quizá el mismo día, a juzgar por la coincidencia de construcciones y cultivos. Pero con una panorámica desde el noreste, y en la cual se puede apreciar el llamado Cortijo y las instalaciones en torno a la Granja o Trapiche de Guadaiza, ilustración reproducida en algunas publicaciones.

En definitiva, estamos ante una representación inédita del armonioso urbanismo sampedreño que se mantuvo durante un siglo, entre 1860 y 1960.

Imagen para el recuerdo.

 

 

 

 

No fue hasta 1885 cuando se abrió el cementerio de San Pedro Alcántara, construido por la compañía propietaria de la colonia, ya que el Ayuntamiento de Marbella, a pesar de su obligación, no lo había ejecutado desde que comenzó el poblamiento sampedreño en 1860.

En la actualidad se pueden observar en él en torno a una decena de tumbas con muchos años, algunas de ellas centenarias, por lo cual podemos considerar el recinto como un lugar de memoria inmaterial y material, con elementos dignos de ser conservados como patrimonio histórico.

La buena disposición de la empresa concesionaria del camposanto en relación a este patrimonio, se debería concretar en un protocolo de actuación por parte de la Tenencia de Alcaldía, para conservar y restaurar las citadas sepulturas.

Algo pendiente desde 2016, cuando José Luis Casado publicó en la revista Vivencias de Hermandad, un artículo en el que se recoge la historia del cementerio y un inventario de las centenarias tumbas.

La sombra de este pasado debería permanecer.

El artículo completo se puede leer aquí:

El cementerio de la Colonia de San Pedro Alcántara. José L. Casado (2016)