La postal no tiene fecha, pero se podría calcular entre finales de los años 60 o comienzos de los 70 del siglo XX. La transformación de la economía local, de la agricultura al turismo se refleja en las casas que formaban el pequeño pueblo, que crecía a pasos agigantados.
La foto, tomada desde la parte norte de la calle Marqués del Duero, muestra algunas viviendas tal como eran en el inicio de la colonia, pero la mayoría ya se han transformado en busca de ingresos para sus propietarios.
El primer establecimiento que se ve es el estanco, orladas su puerta y ventanas con los colores de la bandera nacional, el cual permanece en el mismo lugar en la actualidad. Junto al estanco una peluquería con rótulo de “coiffeur”, “hairdresser”, en un afán de informar y captar al público internacional, con su nombre “Peluquería del Río” en letras de forja y un cartel que anuncia teléfono público, un servicio ahora inimaginable, cuando todo quisque lleva uno en el bolsillo.
Le sigue el pequeño “Bar Victoria”, con su letrero de Pepsi Cola adosado a la pared, que sólo ha transformado la parte baja, mientras se mantiene la primitiva cámara de la parte superior. Junto al bar la tienda de fotografía “Domingo” sucursal de la principal de Estepona, con anuncios de las marcas de carretes Kodak y Agfa, que también han pasado a la historia, en este caso la vivienda se ha ampliado con una planta alta y terraza.
Más abajo se distinguen un par de casas sin remodelar, pero otras han aumentado hasta planta baja más tres altas y terraza en vez de tejado. Al igual que en la acera de enfrente, que junto a una primera casa baja se observan las nuevas alturas en una falta de armonía consentida por las normas urbanísticas.
Para terminar, llama la atención el escaso tráfico, un par de ciclomotores o motocicletas y algunos coches, permiten al hombre cruzar tranquilamente la calle con un bulto al hombro. Ha pasado el autobús de Ronda, el Portillo, que se ve al fondo, que parece buscar el azul del mar, en un día que podría ser de verano. Y los niños mayores cuidando a los pequeños, que llevan de la mano. Hace de ello medio siglo.

El periódico ABC publicaba en 1929 un reportaje fotográfico titulado “El algodón en Andalucía”. Entre las imágenes dos de San Pedro Alcántara, que ya conocíamos al pertenecer otras iguales a la colección de Luisa Durán.

El texto que describe la foto número 3 dice: “En la colonia de San Pedro de Alcántara (sic). Secaderos de algodón egipcio o jumel. En esta zona la bondad del clima permite que la recolección se prolongue durante los meses de invierno, por lo que se hace preciso el empleo de estos secaderos, en los cuales se efectúa también la separación de los restos de hojas y vellones manchados o pocos maduros, mejorando así la calidad del algodón.”
Pienso que los edificios corresponden a los almacenes del Cortijo.

El de la foto número 6: “Recolección de algodón egipcio en la colonia de San Pedro de Alcántara (sic), donde se cultiva el algodón desde 1913, habiéndose obtenido producciones medias de 2.522 kilogramos por hectárea”.

En la foto número 4 se muestran máquinas desmotadoras, que separaban la fibra del algodón de las semillas y otras impurezas. Semejantes a estas existieron otras en la colonia.

 

Amplios campos de algodón, con la montaña de la Concha al fondo. Foto procedente de la “cartilla” del ingeniero agrónomo Antonio Montero (1946), donde se explica la forma de sembrar, abonar, cuidar y recoger la preciada fibra textil.

El título del libreto es “El cultivo del algodonero en los regadíos de la Costa del Sol y en los secanos del S.E. español” y se editó por la empresa que fabricaba tejidos en la capital de la provincia, Industria Malagueña S.A., que tuvo una larga vida, desde 1846 a 1970.

 

El algodón se obtuvo en la colonia en época del marqués del Duero, pero no tuvo demasiada repercusión en la economía de la finca.
Fue a partir de 1912 cuando la Sociedad General Azucarera Española, promovió su cultivo a mayor escala, siendo una experiencia innovadora en nuestro país, que necesitaba la fibra para las fábricas textiles y lo importaba sobre todo de Estados Unidos o Egipto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la década de 1950, los nuevos propietarios que habían comprado tierras a la Sociedad General sembraron algodón. Una pista de esta actividad nos lo proporciona el anuncio que publicó en el diario SUR Industria Malagueña, la cual mantuvo su fábrica abierta hasta 1970, y que disponía de un almacén para la recogida de la fibra en San Pedro Alcántara.

 

El ingeniero Enrique Cremades y el presidente de la Sociedad General Azucarera de España, Joaquín Sánchez de Toca, acompañado de su esposa, llegaron en tren a Málaga, el 31 de marzo de 1920, y en seguida marcharon en automóvil a San Pedro Alcántara, colonia propiedad de la compañía.
La prensa ignoraba el objeto del viaje. Nos aventuramos a una explicación. Quizá Sánchez de Toca tenía un doble motivo, la de comprobar por sí mismo los avances agrarios en la finca, en la que tanto invertía la sociedad, en especial en el cultivo del algodón, experiencia que dirigía el prestigioso agrónomo Cremades. A su vez disfrutar de descanso, era Miércoles Santo, iba el político-financiero con su esposa y la colonia disponía de cultivos casi tropicales y amplios jardines junto a la residencia de los empleados de más categoría, que junto con el suave clima predecían una agradable estancia.
Lo que no le apetecía a don Joaquín, quien era en esos momentos presidente del Senado, había sido ministro varias veces e incluso presidente del Gobierno, fue atender a las autoridades y personalidades del Partido Conservador, ya que cuando estos acudieron a la estación de ferrocarril a cumplimentarlo ya se había marchado de Málaga. Un esquinazo en toda regla.