El pasado 15 de abril tuve el honor de participar en la Jornada en homenaje al profesor Antonio Parejo Barranco, junto con otros investigadores procedentes de distintas universidades españolas, organizada por la Academia de Nobles Artes de Antequera contó con la colaboración de otras instituciones.
Los ponentes recordamos la figura magistral de Antonio Parejo, reconocido historiador especialista en la historia industrial de nuestro país, al cumplirse diez años de su fallecimiento, Y yo en especial por haber sido el director con el que comencé mi tesis.
Mi ponencia “El desmantelamiento de la colonia agrícola de San Pedro Alcántara a partir de la década de 1920”, fue el anticipo de un artículo que formará parte de un libro colectivo que culminará este homenaje.
Como resumen de la misma puedo adelantar que entre 1926 y 1934 el latifundio se dividió en seis fincas diferentes, con una extensión cada una de 150 a 1.100 hectáreas aproximadamente, distribuidas entre los municipios de Marbella, Estepona y Benahavís. Sin embargo, durante estos años solo una pasó a un nuevo propietario, la Hacienda Guadalmina de 326 hectáreas, que adquirió en 1934 el ingeniero navarro Norberto Goizueta.
El resto del territorio de la colonia se vendería en predios más pequeños tras los años convulsos de la Segunda República y la Guerra Civil, en un proceso que continuaría hasta la década de 1960, cuando la actividad agraria dio paso al turismo y la construcción. El paisaje de San Pedro Alcántara, al igual que el del resto de la Costa del Sol, cambiaría en un contexto de especulación y desarrollismo.

 



 

La Sociedad General Azucarera de España, en su intento fracasado de monopolizar la fabricación y distribución de azúcar, compró la fábrica de San Pedro Alcántara en 1903. Pocos años después, en 1910, adquirió la totalidad de la colonia.
Cerrada la fábrica en 1915 se implantaron nuevos cultivos, viñas y arbolado. El algodón destacó como planta experimental, ocupando el lugar de los antiguos cañaverales, entre la carretera nacional y el mar. Y entre los árboles el eucalipto cobró gran protagonismo. Aunque el cereal seguía ocupando el mayor número de hectáreas sembradas.
Al igual que en etapas anteriores, la finca dispuso de un plantel de técnicos de primera clase. En las imágenes presentamos las firmas autógrafas de algunos de ellos, en las reclamaciones efectuadas a la Hacienda pública, en relación al Avance Catastral de 1915 (Archivo Histórico Provincial de Málaga).
En una planificado trabajo en equipo firman los recursos sobre la parte del latifundio en el término de Marbella, 1.200 hectáreas aproximadamente, Francisco Romero Piña, jefe de contabilidad, y José Mora Haza, jefe de cultivos. Hilario Sanmiguel Montalvo, perito agrícola, se encarga de las algo más de 1.500 hectáreas situadas en Estepona. Y José María Martínez Oppelt, químico y director de la colonia, demanda los cambios catastrales en las 1.200 hectáreas enclavadas en el municipio de Benahavís.

 

En 1944 se inicia la formación de la finca llamada Cortijo de Los Gamonales, por parte de la Colonia de San Pedro Alcántara.
Se agrupan 630 hectáreas del término de Benahavís (que incluye las casas de El Herrojo y Las Monjas), con 180 hectáreas del término de Marbella (que comprende las casas de Los Gamonales, Las Medranas y Linda Vista).
En total son 810 hectáreas del norte de San Pedro Alcántara. Son tierras con menos rendimiento agrario que las del sur. El riego sólo llega a un 5 por ciento de su extensión y el relieve es más abrupto, con 600 hectáreas de monte bajo y alto. Almendros, higueras, olivos y viñas salpican el paisaje de Los Gamonales.
Las ventas de parcelas, en el municipio marbellí, se producen sobre todo en la década de 1950, y la última vendida es de 70 hectáreas en el año 1964. Se consuma el fin de la colonia.

Las superficies son aproximadas. Los datos proceden del Registro de la Propiedad de Marbella. El plano del Archivo Histórico Provincial de Málaga.

Un decreto del Ministerio de Fomento de 4 de junio de 1909 autorizaba la construcción de un almacén por parte de la Sociedad General Azucarera de España, cerca de la desembocadura del arroyo del Chopo, como elemento auxiliar de la industria radicada en El Ingenio.

Así se decía: “… un almacén en la playa de Marbella, para el servicio de la Fábrica de San Pedro Alcántara… no puede por su situación ni por sus condiciones influir desfavorablemente en la defensa del territorio…” Texto subrayado en el documento reproducido, firmado por el general jefe del Estado Mayor de la 2.ª Región, con sede en Sevilla, mediante el cual el Ministerio de la Guerra daba su visto bueno al proyecto.

En la segunda imagen aparece dibujada la “casa almacén” en un plano de las memorias arqueológicas de la década de 1930, con una superficie rectangular de 14 por 22 metros aproximadamente, comparándolo con el tamaño de la basílica.

Con posterioridad el almacén parece que se integró en el actual Restaurante El Ancla, según se desprende de su misma ubicación.

 

Desde los primeros tiempos de la colonia llegaron a San Pedro Alcántara gran número de vecinos de Istán, con la intención de mejorar sus condiciones de vida. Al igual que lo hicieron desde la década de 1940, al adquirir tierras en la parcelación y venta del latifundio por parte de la sociedad propietaria del mismo, y pocos años más tarde para participar del desarrollo económico derivado del fenómeno turístico.

Pedro Gómez lo expresa de forma muy gráfica, al escribir en su libro “Istán. Antropología de la supervivencia”, que en San Pedro Alcántara “existen ciertas calles que parecen constituir una prolongación de las de Istán, en las que la buena parte de los vecinos son de origen o descendientes de istaníes que se avecindaron y adquirieron propiedades y vivienda en la colonia”.

El autor recoge en la página 93 una información procedente de un artículo que publiqué en 2007 y donde cuantifiqué el número de personas de Istán que llegaron al nuevo pueblo fundado por el marqués del Duero. El libro del profesor Gómez se puede consultar en la biblioteca municipal de San Pedro Alcántara.