Patrimonio histórico de San Pedro Alcántara (Málaga)

En el mar Mediterráneo, a unos 8 kilómetros al suroeste de San Pedro Alcántara, se encuentra el bajo, o fondo marino elevado, del Placer de Bóvedas, llamado así por encontrarse frente a las termas romanas del mismo nombre. Tras una profundidad arenosa que alcanza unos 40 ó 45 metros, el Placer de Bóvedas se alza hasta llegar a unos 25 metros, con una longitud de un kilómetro y una anchura de 500 metros. A continuación, hacia el sur, ya el mar va alcanzando una hondura que llega pronto a los 100 metros.

Es un lugar donde tradicionalmente ha habido una abundante pesca. Además, es muy conocido por los aficionados al submarinismo, organizándose visitas para admirar la belleza de su fondo rocoso y la diversidad de fauna, con esponjas, estrellas de mar, caracolas, erizos, pulpos o peces. En este sentido, desde diversas organizaciones se ha solicitado su protección, por la existencia de algunas especies amenazadas de extinción.

Además, en el Placer de Bóvedas se han encontrado restos arqueológicos, como anclas y ánforas. Según la declaración de Zona de Servidumbre Arqueológica, de la Orden de la Consejería de Cultura de 20 de abril de 2009 (BOJA del 29 de mayo).

Muy cerca, se declaró también espació subacuático protegido la desembocadura del río Guadalmina, sobre todo por el hallazgos de fragmentos de ánforas.

En julio de 2016 el periódico San Pedro Información daba cuenta de hallazgos pertenecientes a dos navíos. Uno de ellos podría ser el galeón español San Diego, procedente de América, y hundido en 1630. Otro, el buque francés Lys, embarrancado en 1705.

 

 

 

Hace una semana, parece que fue en la noche del 9 al 10 de enero, se cometió un atentado al patrimonio histórico de Marbella, que afecta en primer lugar a todos los que vivimos aquí, y después a todos los andaluces, al estar considerado Bien de Interés Cultural en nuestra Comunidad.

El expolio se concretó en el mosaico de Medusa, el tema más llamativo de la estancia noble de la antigua vivienda situada junto al mar y muy cerca del río Verde. Desapareció una de las aves de la esquina del cuadrado donde se inserta la cabeza mitológica. Y de forma muy burda se arrancó la imagen de la Gorgona, lo cual evidencia la “poca profesionalidad” del atacante.

En los días siguientes continuaremos con noticias sobre este tema. Mientras tanto, sirva de portada esta fotografía de los alumnos del Colegio Público La Azucarera en una visita al yacimiento, que en aquellos momentos (mitad de la década de 1980) se recorría siguiendo las huellas de sus habitantes de hace dos mil años.

Paradójicamente, ahora que el monumento había sido acondicionado, en 2013, con una cubierta y pasarelas para proteger mejor las teselas, es cuando ha sido objeto de un daño irreparable.

 

Trapiche planta primera

Hoy, 18 de mayo, se celebra el Día Internacional de los Museos. Donde pueda celebrarse, claro. Y es que en San Pedro Alcántara, a pesar de su mayoría de edad, 150 años cumplió en 2010, no disponemos de ningún local que responda a los fines de exhibición, conservación e investigación de los restos materiales de su historia y a través de los cuales los ciudadanos puedan instruirse y deleitarse. O a lo mejor es que tenemos que esperar otros 150 años.

El proyecto de crear un museo sobre la colonia agrícola en la antigua alcoholera de El Ingenio, década de 1980, no llegó a fructificar. Tampoco fraguó la idea de centro de interpretación junto a la basílica Vega del Mar. Y es que no nos vale poseer uno de los yacimientos romano-paleocristianos más relevantes de la provincia ni ser herederos de una de las experiencias más novedosas del campo andaluz.

Quizá por todo eso el establecimiento cultural que más posibilidades tenemos de disfrutar sea el Museo de las Promesas Incumplidas. Su originalidad puede ser un atractivo indiscutible y si además el continente lo diseña algún Pritzker tenemos asegurado el éxito de taquilla.

Su ubicación sería en el  desvencijado trapiche de Guadaiza. Ya saben, la antigua fábrica de azúcares que el marqués del Duero convirtió, a duras penas, en pugna con Ministerios y Diputación Provincial (en lo que parece es una constante en la historia de este pueblo: la reivindicación continua), en una granja para formar personal intermedio para las labores del campo.

Albergará, según llevan repitiendo desde hace seis años los dirigentes municipales: aulas-talleres, salón de usos múltiples-teatro y biblioteca-archivo-museo. Lo mismo que llevamos escuchando desde el año 1994, más o menos.

Para albergar con dignidad tantos usos no basta usar guiones ortográficos. Haría falta 3 ó 4 trapiches como el que construyó Lesseps, posterior sede de la granja modelo, cuyo ambicioso plano mando redactar el general Concha.

Si leemos el pliego de condiciones técnicas y administrativas de la obra que proyecta actualmente el Ayuntamiento de Marbella se puede leer en el apartado de preguntas frecuentes:

«En cuanto al programa del museo-biblioteca, ¿podrían concretarlo un poco más?
El museo biblioteca no está definido aún, por lo que debe proyectarse un espacio que pueda ser útil para ambas finalidades, con la suficiente flexibilidad para afrontar su futuro aún indeterminado.»

Y si observamos el plano de la planta primera, además de 4 aulas de diferentes tamaños, el polivalente museo-biblioteca-archivo se desarrollaría en centenar y medio de metros.

Todo un reto arquitectónico.

Por todas estas dificultades, proponemos que se siga el modelo del Museo de Miniaturas de Mijas. Y que a los proyectos no ejecutados en San Pedro Alcántara en el plano cultural se añadan los que faltan en los aspectos educativos, deportivos, de comunicaciones, regeneración de playas, saneamiento o autogestión, para convertirlo en un referente mundial: MUPROIN o Museo de las Promesas Incumplidas.

Basilica Proyecto 90

Comienza 2012 con una buena noticia acerca del patrimonio arqueológico de San Pedro Alcántara. Se trata de la finalización de las obras de conservación de la basílica paleocristiana de Vega de Mar, que deberán facilitar el acceso a la misma, prácticamente cerrada desde hace algunos años.
Las obras han consistido básicamente en la construcción de una nueva valla perimetral, el relleno de unas excavaciones efectuadas al oeste del edificio, la protección de la pila bautismal (su elemento más valioso) con una lámina de vidrio, su iluminación y la tala de los eucaliptos de su interior, y algo que hemos denunciado en este mismo blog, gran parte de los del exterior, borrando del mapa un paisaje sampedreño centenario.
Además, y esto fue una «mejora» que hizo la empresa por iniciativa propia, pues no estaba en el proyecto del Ayuntamiento, para conseguir méritos en la adjudicación de la obra (159.571 euros, IVA incluido), se ha construido una pasarela elevada (en verdad la elevación es mínima) para visualizar la iglesia-cementerio.
Es una buena noticia, porque estamos acostumbrados en el municipio de Marbella en general, y en San Pedro Alcántara en particular, a una escasa atención a nuestro patrimonio histórico: antes, durante y después de la era Gil, incluidos los 5 años del actual gobierno del Partido Popular.
Ahora gracias a esta obra esperemos que se corrijan algunas de esas deficiencias y se señalice adecuadamente los monumentos, se facilite la visita de los ciudadanos, residentes y turistas, se mejoren las guías turísticas sobre ella y se efectúen trabajos de conservación periódica.
El presupuesto de esta obra procede en sus tres cuartas partes del Ministerio de Fomento, del llamado 1 % cultural de las obras públicas que promueve el Ministerio en el entorno (aunque el «Muy Desleal» Ayuntamiento de Marbella acostumbre a ocultar la colaboración institucional, y así el cartel obligatorio de ese convenio no ha sido colocado durante el transcurso de la rehabilitación). San Pedro Alcántara, primero por la autopista de peaje y ahora por el soterramiento (calculamos que tendrían que ser únicamente por este último 600.000 euros) se merece más en justicia, pero ya sabemos que esa palabra al traspasar río Verde suele caer al agua y permanece hundida en algún lugar del fondo, por lo que no se la conoce por estos lugares.
De todas formas, queda pendiente el proyecto de Parque arqueológico en Vega del Mar. Un proyecto que lleva 20 años olvidado en algún cajón del Consistorio de la plaza de los Naranjos, del cual ofrecemos dos imágenes de lo que podría ser el parque arqueológico de Vega del Mar.
La primera de ellas corresponde a una vista general en la que se aprecia una zona ajardinada con un estanque, lo que haría del lugar una zona agradable para pasear y entrar en contacto con los elementos históricos; un edificio que albergaría un centro de interpretación sobre el yacimiento arqueológico, con explicaciones sobre la forma de vida y la cultura material de la época; y en un círculo el recinto de la iglesia-cementerio.
En la segunda imagen vemos un detalle de la basílica y una pasarela, diseñada para que el visitante pueda apreciarla desde arriba, y comprender mejor la distribución de los atrios, naves, altares, pilas bautismales y el resto de los elementos arquitectónicos a la vez que se le explican sus características y funciones.
La plataforma de observación fue idea de un equipo dirigido por José Ramón Cruz del Campo y la del parque de la basílica de otro dirigido por José María Romero. Formaban parte de los proyectos que desarrollaron de forma conjunta el Ayuntamiento de Marbella y el Colegio de Arquitectos de Málaga.
Fueron dados a conocer a principios de 1991. Lo que ocurrió después, tras las elecciones municipales de ese año, todos lo sabemos. Lo que ha ocurrido ahora lo preveíamos.
Basilica Proyecto Pasarela

Bosque Vega del Mar talado

Parcela arrasada de Vega del Mar,  29 de septiembre de 2011

La visión no deja, no puede dejar, indiferente a nadie con algo de sensibilidad, descartada esta palabra del diccionario mental de los que han promovido o ejecutado la bestial tala, en el curso de los trabajos de rehabilitación de la basílica paleocristiana de Vega del Mar. Porque los que han conocido el bosque de eucaliptos en Lista Vista baja se sobrecogen cuando contemplan el enorme hueco dejado en el paisaje por los taladores, un hueco que se traslada al corazón de los que hemos contemplado y disfrutado de ese bosquecillo junto a la orilla del mar.
Un espacio de tierra apisonada se abre donde antes se levantaban los árboles que rodeaban la basílica y su necrópolis. Un vacío que extraña y estremece, al percatarse, después de la primera impresión visual, de la muerte indiscriminada de tantos y tantos ejemplares de los árboles. De una especie que no hace demasiado tiempo poblaba grandes extensiones de la colonia de San Pedro Alcántara, hasta el extremo de convertirse en símbolo de la misma. Pues según uno de los promotores del turismo en nuestra comarca: Ramiro Campos Turmo (1929), que proyectaba «El jardín de España» entre Marbella e Istán, poblándolo de árboles característicos de diferentes lugares de nuestro país y San Pedro Alcántara estaría representado por «El eucaliptus, árbol generoso que saneó los terrenos marítimos».

Eucalitpo simbolo
Sabemos que el eucalipto es un árbol perseguido, casi maldito. Su origen lejano hace que no encaje en los ecosistemas que nos rodean: no fertilizan la tierra donde se encuentran plantados y no promueve otras vidas vegetales o animales en su entorno.
Pero en San Pedro Alcántara este árbol sí fue promotor de vida, y nada menos que de la humana. Porque se plantaron para desecar las zonas encharcadas de las desembocaduras de los ríos, en este caso de Linda Vista era el arroyo del Chopo y el arroyo del Negro (hoy entubado y prácticamente desaparecido). Así se eliminaron charcos donde los mosquitos propagadores del paludismo tenían un lugar idóneo de propagación, y libraron de la enfermedad y la muerte a muchos sampedreños hasta entrado el siglo XX. Solamente por esto hubieran merecido que se conservara ese eucaliptal, pero es que también tuvo un aprovechamiento forestal inmenso, al ser un árbol de crecimiento rápido. Según José Gómez Zotano (2005), su madera era utilizada como combustible, así se empleaba en la central eléctrica del Salto del Agua, cuando la fuerza del agua que llegaba a ella era insuficiente para mover las dinamos, por lo tanto esos ahora destruidos eucaliptos producían la electricidad que necesitaba nuestro pueblo. Eucaliptos que, según este profesor de la Universidad de Granada, alcanzaron un alto grado de naturalización en el territorio sampedreño, y cubrieron extensas parcelas, como el bosque de Pernet. Y superaban en número, con creces, al resto de los árboles plantados en el latifundio sampedreño, como está documentado en un inventario del año 1918, en el cual se puede comprobar que de un total de 296.852 árboles, había 203.181 eucaliptos, seguidos muy de lejos por 27.185 pinos piñoneros o 15.761 chopos. Y aunque han ido disminuyendo su presencia entre nosotros, todavía podemos apreciar agrupaciones en las inmediaciones de San Pedro Alcántara o ejemplares majestuosos, en altura y grosor, como algunos situados en Guadalmina, El Ingenio, el Paseo Marítimo o en las mismas arenas de la playa de la Salida.
Fueron estos eucaliptos, ahora extirpados de raíz de la fértil tierra sampedreña, los que propiciaron a comienzos del siglo XX, cuando se plantaron, el descubrimiento de la iglesia y necrópolis de aquellos primeros cristianos malagueños, los que vivieron y murieron en Vega del Mar. Eucaliptos que respetaron el ingeniero José María Martínez Oppelt, que investigó los restos arqueológicos por primera vez, en la década de 1910, o el arqueólogo José Pérez de Barradas en los años siguientes. Al igual que hicieron más tarde otros reputados investigadores alemanes o españoles, como Rafael Puertas o Carlos Posac, que publicaron diversos trabajos sobre sus excavaciones en el templo-cementerio de San Pedro Alcántara.
Hace tiempo que el bosque fue cercado, como otras muchas zonas verdes, por intereses urbanísticos o por la ineficacia de la gestión municipal, que por ejemplo ha dejado morir y no ha repuesto las palmeras de la calle Marqués del Duero. De este modo, los intereses particulares han ganado una batalla, otra más, a los generales, a los vecinos que han dejado de disfrutar de jornadas de convivencia acompañados de un espeto o de una paella a la sombra de los eucaliptos, tras un baño en la playa cercana. Se fue sitiando el bosque, abatiendo los árboles y construyendo edificios, por lo cual no sería extraño que este último asalto sea el preludio de su fin definitivo, marcado ya con tinta indeleble en algún plan urbanístico, que ansía un terreno en primera línea de playa.
La excusa de protección para el yacimiento resulta incongruente, pues la mayor parte de los eucaliptos que se encontraban en la basílica y su alrededor se habían ido eliminando paulatinamente, por lo que las estructuras ya poco tenían que temer de sus raíces, cortados algunos con el pesar de los que lo defendían, como don Carlos Posac, que durante las excavaciones y cuando se hallaba algún elemento deteriorado por los árboles y alguien proponía su exterminio, decía que él además de arqueólogo pertenecía a la Sociedad Protectora de Animales y Plantas.
Quizá estuviera justificada todavía alguna entresaca pero no la tala indiscriminada y salvaje que ha destruido un paisaje secular y familiar. Todo un atentado al medio ambiente y a la historia de San Pedro Alcántara.
Ahora sólo nos queda arrancar está página de la guía arqueológica escrita por el doctor Posac (1999), al igual que han arrancado de cuajo los eucaliptos:
«Con el paso de los años se han convertido en unos árboles esbeltos de gran altura. Y si bien podemos culparlos de haber causado graves trastornos en las estructuras de los muros y sepulturas, con el empuje de sus extendidas raíces, también merecen alabanzas porque brindan estímulos estéticos y emotivos que contribuyen a dejar un recuerdo muy grato en el ánimo de cuantos visitan aquel paraje. Así, por ejemplo, cuando sopla la brisa marina el tenue movimiento de sus millares de hojas lanceoladas produce un rumor suave que podría interpretarse como un eco lejanísimo de las salmodias que resonaron antaño en el recinto del santuario».

Eucaliptos Vega del Mar Rosas Verde

Eucaliptos Vega del Mar y la Concha Rosa Verde

Eucaliptos en Vega del Mar, según las memorias arqueológicas de Pérez de Barradas. Hacia 1930

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