Aunque el informe emitido en 1960 por Simeón Giménez Reyna (1905-1967), entonces comisario provincial de Excavaciones Arqueológicas, era sobre el municipio de Marbella incluye no sólo los yacimientos en este municipio de la “antigua Colonia de San Pedro Alcántara”, como Vega del Mar, Las Bóvedas y “La ciudad” (la posible Cilniana), sino también los de Estepona, como Vega Escondida y Las Torres. Además del Puente Romano (se cree que es medieval)

Acompaña al breve texto un minucioso mapa elaborado a mano.

“Informe sobre yacimientos arqueológicos en el término municipal de Marbella (Málaga).”
Archivo de la Diputación Provincial de Málaga.

Bronce con la efigie de Teodosio I, mirando a la derecha, con manto y coraza, lleva peluca y diadema de perlas. En la orla D(ominus) N(oster) THEODO/SIVS P(ius) F(elix) AVG(ustus).
En el reverso CONSP, lo que indica que fue acuñada en Constantinopla.
Esta moneda pertenece a un conjunto de hallazgos, monedas, cerámicas y otros materiales, que salieron a la luz por unas obras en 1981, paralizadas por la abundancia de restos aparecidos, al este de la torre vigía de Las Bóvedas (en la actualidad zona verde de un restaurante), en una zona que forma parte del yacimiento arqueológico de las termas romanas del mismo nombre.
Tres o cuatro fueron encontradas en superficie por el grupo Misión Rescate del Colegio La Azucarera. Se donaron a la Sala de Arqueología que se abrió en el Ayuntamiento de Marbella y fueron sustraídas de las vitrinas donde se expusieron.
Otras monedas, unas seis o siete, halladas por un chico de El Ingenio, las extravió con posterioridad.
En los dos casos, antes se cedieron temporalmente a los arqueólogos Bartolomé Mora y José Beltrán, quienes publicaron dos artículos con sus características. Uno de ellos en la revista Nvmisma, en 1983 y otro en Jábega, en 1986.
Estas monedas de bronce no tienen gran valor en el mercado numismático. Sin embargo proporcionan datos muy relevantes para la historia del lugar donde se encontraron. Permiten datar el yacimiento. Así, la mayoría de las piezas procedentes de Las Bóvedas pertenecen a los tiempos finales del Imperio, en concreto la que reproducimos de Teodosio I está fechada entre los años 392 y 395. Y son de cecas orientales, como Constantinopla y Antioquía, mientras que solo dos de ellas procedían de Lyon. De este modo, se pueden reconstruir las rutas comerciales de la época.
Los detalles de la destrucción del yacimiento pueden verse en la entrada “Las Bóvedas y su conversión en dominio público” de este blog.

 

«La Colonia de San Pedro Alcántara está situada en la provincia de Málaga, entre Marbella y Estepona y entre el Mediterráneo y la Serranía de Ronda. Las derivaciones de ésta, o sean las Sierras Real (1.365 m.), Real del Duque, Palmitera (1.420 ms.) y otra sin nombre, cuyas estribaciones son el cerro Matrona (589 ms.) y Montemayor (503 ms.), están alejadas de la costa, y entre ambas hay una llanura intensamente cultivada, que es la Colonia, regada por los ríos Guadaira (sic) o Guadaina (sic), Guadalmina y Guadalmansa.

Esta zona es comparable con la vertiente sur de Sierra Nevada, pues en poco espacio se pasa de la zona de cultivos subtropicales, como la caña de azúcar y el algodón, a los alcornocales y pinares de las sierras intermedias y a los pinsapares y rocas desnudas de vegetación de las cumbres de Abanto (1.508 ms.), Alcohol (1.440 ms.) y la Torrecilla (1.1918 ms.). Ver estas cumbres cubiertas de nieve un día tibio de enero, a orillas del mar tranquilo y bajo un cielo fuertemente azul, es un espectáculo que no se olvida fácilmente.»

De este modo comenzaba José Pérez de Barradas la memoria de las Excavaciones en la necrópolis visigoda de Vega del Mar (San Pedro Alcántara, Málaga), publicada en 1934.

El arqueólogo describe el paisaje donde se enmarca la basílica-cementerio, durante los trabajos que dirigió para sacar a la luz la basílica y más de cien tumbas.

Si bien había estado en 1929 para algunas exploraciones preliminares, fue en enero de 1930 cuando comenzó su amplia excavación en Vega del Mar, de ahí que cuando en el texto menciona el contraste de las cumbres nevadas con el azul del cielo en un templado día de enero, se corresponde con una grata experiencia personal.

 

Día 28:
La Dirección General de Cultura y Patrimonio Histórico de San Pedro Alcántara ha negado haber recibido ningún comunicado de la Asociación Impulsa Ciudad para utilizar ganado para pastar en la Basílica Vega del Mar y su entorno, dado el problema que parece irresoluble de crecimiento continuo de maleza en el citado yacimiento arqueológico y el bosque de alrededor.
Recordemos que otras medidas, como tratamiento con herbicidas, desbroce a mano o con máquinas no han dado resultado, y el empleo de maquinaria pesada, tal como se efectuó hace unos años, se sancionó por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Desde Impulsa Ciudad, organización que recientemente denunció el deterioro de los muros de una construcción cercana a la Basílica por el tráfico rodado, indica que el pastoreo está autorizado en zonas protegidas de Parques Nacionales como Doñana y de Monumentos como la Alhambra. De igual forma, si el resultado es favorable podría extenderse a otros enclaves del patrimonio histórico del municipio amenazado por la vegetación incontrolada, como las Termas de Las Bóvedas o el Trapiche del Prado.

Día 29:
Ayer fue el día de los Santos Inocentes.

 

El lugar de Las Bóvedas, en San Pedro Alcántara, alberga unas termas romanas de considerable valor histórico en el ámbito nacional, y una torre vigía del siglo XVI (véanse diversos artículos en este blog).

La parcela de las termas

En los alrededores, urbanización Guadalmina, se destruyeron muchos restos antiguos del subsuelo, siendo el caso más notorio el de abril de 1981, al comenzar la construcción de unos bloques de apartamentos junto al arroyo del Chopo (véase diario SUR  de 21 de julio de 1981), a pesar de que Las Bóvedas estaban reconocidas como monumento nacional desde 1936 y existía un informe arqueológico de febrero de 1980 específico sobre esa zona y ese proyecto de obra.

Entonces, a petición del Ayuntamiento de Marbella, comenzaron las negociaciones para la expropiación por parte de la Junta de Andalucía de los baños romanos, que se encontraban en los jardines del chalet La Torre de Marfil.

El procesó culminó con el acta firmada en Marbella por la delegada provincial de la Consejería de Cultura (véase diario SUR  de 3 de marzo de 1987). En vez de expropiación, la dueña vendió a la Comunidad andaluza una parcela de 2.441 metros cuadrados en torno a las termas al precio simbólico de una peseta el metro cuadrado, en total 2.441 pesetas, equivalente a 14,67 euros. A cambio conservó el resto de la finca, tras constatarse mediante sondeos que no albergaban indicios arqueológicos.

Un logro a medias, ya que las termas quedaban rodeadas de fincas privadas, sin acceso por ninguna parte, incluso la propiedad conservó una franja al sur, entre el monumento y la playa.

La parcela de la torre

De forma paralela, desde la Junta de Andalucía se declaró fuera de reserva arqueológica la zona norte de la parcela ocupada por la torre almenara, e inició el proceso para modificar el PGOU que permitiría edificar casas adosadas. Una actuación con la cual no estuvo de acuerdo el Ayuntamiento de Marbella, en concreto la Comisión Informativa de San Pedro Alcántara (véase diario SUR  de 19 de mayo de 1989).

No transcurrió mucho tiempo, 1995, cuando se construyeron las viviendas adosadas. A cambio, pasaron a ser de dominio municipal los 4.318 metros cuadrados donde se encuentra la torre almenara, que alberga estructuras y materiales romanos en el subsuelo.

El balance es positivo, no obstante el acceso a la zona arqueológica es poco adecuado. Dos estrechos pasillos, que comienza en las letras A y B de la fotografía aérea, conducen a una puerta, C, de acceso a la parcela de la torre, mientras que D es la entrada a las baños.

Además, Las Bóvedas merecen un mejor mantenimiento y unas excavaciones que desvelen algunas incógnitas sobre este singular complejo termal.
Diario SUR, 3 de julio de 1981


Diario SUR, 3 de abril de 1987

Diario SUR, 3 de abril de 1989