En una carta enviada en 1869 por el gobernador civil de Málaga al marqués del Duero, alababa su obra colonizadora en San Pedro Alcántara y le indicaba que quien tuviera una calle a su nombre en la localidad podría sentirse “dichoso”.

Esta indirecta no fue recogida por el fundador de la colonia, y ninguna calle de la población se denominó Federico Villalba, que así se llamaba el susodicho gobernador de la provincia, según recoge Fernando Alcalá Marín en un artículo publicado en SUR el 30 de septiembre de 1981 (reproducido por Francisco Villa en Facebook, 19 de enero de 2021).

A continuación, Alcalá critica a quienes pretenden perpetuarse en la memoria histórica, al usar su influencia para señalar a una vía pública con su nombre y apellidos, y añade que con el tiempo se olvidan a esos personajes de segunda fila y nadie recuerda quien fue el que designó a la calle o a la plaza.

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