En el plano se observa el incipiente desarrollo urbano, en especial entre la actual calle Córdoba y la carretera nacional, calle Pizarro y la avenida Oriental (llamada entonces carril del Cortijo), calle Bahía y la zona frente a Los Catalanes, al borde de la carretera de Ronda.
Resulta de gran interés el nombre de los propietarios de grandes parcelas en los alrededores del entonces pequeño núcleo de San Pedro Alcántara, y que en su mayoría fueron compradores de lugares vecinos, como Marbella, Estepona o Istán. Y que hemos numerado de izquierda a derecha y de arriba abajo.
El número 1 corresponde a Juan Illescas, de Estepona, en la actual manzana entre la calle de su nombre, Juan Illescas Pavón (antes carril de La Granja) y calle Alegría (carril del Potril).
El número 2 a Juan Lima, de Marbella, cuya familia se hizo también con el vecino Trapiche de Guadaiza, frente al denominado Cortijo o Casa de Labor, donde se encontraban los establos, almacenes y talleres de la extinguida colonia agrícola.
Cristóbal Parra Sánchez, de Marbella, número, 3, desarrolló una de las primeras urbanizaciones del entorno, año 1961, Los Ángeles, llamada así por el nombre de su esposa, que ocupaba 250.000 metros cuadrados, desde la carretera hasta el mar.
El número 4 representa a Alonso Romero, en el extremo izquierdo del plano, en el entorno del actual Palacio de Deportes, cuyo nombre se repite en una zona muy cercana al centro de la localidad, número 10, la llamada Urbanización Romero.
Como Viuda de Robledano se rotula otra gran parcela, número 5, se trata de Carmen González-Villalobos Ruiz, esposa del último administrador de la colonia sampedreña, Juan Robledano Ruiz, quien además de esas tierras adquirió la Casa Administración en la plaza de la Iglesia, con el amplio huerto-jardín anejo, número 11.
Al norte de Los Catalanes, las propiedades corresponden a Juan Troyano Villalba, número 6, y José López Rodríguez, número 7. Mientras que al sur, sobre unos 28.000 metros cuadrados, José Ramos Fernández, número 8, será el promotor de un barrio similar a los Catalanes, con calles paralelas a este, en disposición este-oeste y viviendas de escasa altura.
Más cercano al centro del pueblo adquirió una amplia zona, Juan Macías Ortega, de Istán, número 9, y las dos plazas actuales en esos terrenos, recuerdan tanto al anterior propietario como al municipio de origen del mismo.
Además de los números 10 y 11 ya citados, se abren parcelas más pequeñas, en las traseras de los edificios de la plaza, pertenecientes a Joaquín Amores, número 12 y Fernando Caracuel Bellido, número 13, terreno que perteneció al jardín de la Villa de San Luis y que el Ayuntamiento de Marbella adquirió en la década de 1940, quedándose con la Villa y subastando el antiguo jardín de la residencia principal de la finca agrícola. En ambos casos, Amores y Caracuel son antiguos vecinos de San Pedro Alcántara, al contrario de los nombres que hemos citado, de Marbella y otros municipios vecinos. Otra diferencia, en relación con la mayoría de los sampedreños, es que por su limitado poder económico solo pudieron optar, y con dificultad, a su vivienda y tierras de mucha menos extensión.
Cierra esta relación, con el número 14, el finlandés Gustavo Tayaststyerna, en las alturas cercanas al cementerio, germen de la urbanización Telva o Linda Vista Alta, que acogió a numerosos extranjeros de la misma nacionalidad.

Plano: Archivo Municipal de Marbella

 

Entre 1942 y 1963 se construyen en el municipio de Marbella 264 viviendas por parte de organismos oficiales: 107 por parte de la Obra Sindical del Hogar, 56 del Ministerio de Vivienda, 49 del Patronato de San Bernabé y 52 del Ayuntamiento.

Entre ellas solo 6 en San Pedro Alcántara, poco más del dos por ciento, cuando el número de habitantes suponía aproximadamente el veinte por ciento municipal.

Una clara desigualdad, acentuada por las deficiencias de las viviendas sampedreñas, la mayoría de la antigua colonia.

Los orígenes de la feria de San Pedro Alcántara en 1896: la programación de las primeras fiestas en la localidad

En los tiempos de la colonia, el día del patrón era una de las dos jornadas de celebración en octubre

Andrea Jiménez

SUR, Lunes, 16 de octubre 2023

San Pedro Alcántara inicia este lunes su Feria 2023. Los orígenes de estas fiestas se remontan al siglo XIX, cuando la localidad era una colonia agrícola y una de sus pocas jornadas festivas era el día del patrón, el 19 de octubre. Un documento que data de 1870 da a conocer que ya por aquel entonces existía una cofradía dedicada al culto de San Pedro, pero el primer programa de feria que se conserva es el de 1896. Hace 127 años, la localidad celebraba dos días de fiestas en homenaje a su patrón. ¿Cómo eran las primeras ferias de San Pedro?

Las fiestas de 1896 se celebraron durante dos días: el 19 y el 20 de octubre. La programación, un documento conservado en el archivo de la Hermandad de San Pedro Alcántara, deja ver una portada con un marco floreado. Diferentes tipos de letras a distintos tamaños y un par de dibujos detallan toda la lista de eventos y actividades, «Un banderillero cita al toro, referencia a la capea y lidia de reses bravas que estaban previstas, y en el otro un arlequín con su característico traje a rombos aparece con ademán de desplazarse, invitando a los juegos, a la cucaña o al baile», detalla el historiador local José Luis Casado.

El primer día de fiestas, el 19 de octubre, una banda de música despierta a los sampedreños con una diana. La parte religiosa del programa se abre a las diez de la mañana con una misa solemne cantada, seguida de la procesión de San Pedro de Alcántara por las calles del pueblo. Por la tarde, tiene lugar una capea con el toreo de un novillo, para terminar el día con baile en la plaza, iluminada a la veneciana (farolillos con un quinqué interior), según explica el historiador.

El segundo día de fiestas destacan las carreras de cintas en burro, una cucaña y juegos infantiles. En esta jornada, la feria también se traslada a la playa, con una moraga y baile de sociedad en la caseta que servía de almacén, después de ver los fuegos artificiales. «Lo más original de este programa es la moraga. La celebración, con guitarras y otros instrumentos, se trasladaba a la playa para degustar espetos. Y se advierte que quien desee utilizar cubiertos tiene que llevarlos, pues la costumbre es no utilizarlos. Aquí leemos entre líneas una advertencia a los empleados de la colonia, técnicos y dirigentes, extranjeros y también españoles, que no estaban acostumbrados a manejar las sardinas con los dedos», subraya Casado.

De 1898 también se conserva un programa impreso, con actividades parecidas a las de 1896, «mostrando la gran capacidad económica de la Fives Lille, la compañía francesa que invirtió en San Pedro Alcántara», tal y como explica el historiador. Concretamente, en este año de fiestas, uno de los puntos novedosos consistió en la proyección de ‘cuadros disolventes’ (diapositivas), y la utilización de iluminación eléctrica. Paralelo a los eventos festivos, tuvo lugar la inauguración del hospital de la colonia, un edificio que permaneció hasta comienzos de la década de 1980.

 

Casado detalla que las ferias de los años siguientes son más conocidas por la conservación de numerosos documentos y fotografías, como las de un uniformado batallón infantil en la plaza en 1913, recinto que se revestía para celebrar las corridas de toros. «Los días de feria aumentaron, y los sampedreños pudieron disfrutar de actuaciones de cantaoras como la Blanca Estrella y bailarinas como la ‘Sevillanita’, en 1919, al igual que funciones de cine y teatro en 1922, año en el que también tuvo lugar una tirada de pichón», explica.

Durante la década de 1920 se crea la banda de música de la colonia, formada por los propios trabajadores, una agrupación musical que también actuaba en pueblos de la comarca. Ya en las décadas de 1940 y 1950 los días de feria aumentaron a cuatro, siempre en torno al día grande, el 19 de octubre. «Las partidas de gastos principales eran los fuegos artificiales, el alumbrado y la banda de música, incluido su transporte de ida y vuelta en la camioneta ‘Pavoni’ de Juan Vargas, sin olvidar la gratificación al párroco por los actos religiosos», apunta Casado.

El programa, además de la procesión del patrón el día principal, se completaba con el baile público. Para los niños, las actividades eran carreras de cintas en bicicleta, carreras de saco o rotura de pucheros (piñatas).

Según el historiador, a partir de los años 60 la mejora económica que aportó el turismo y la construcción hizo que el programa de la feria de San Pedro aumentara, pareciéndose más a los actuales.

 
Las imágenes pertenecen al Archivo de la Hermandad de San Pedro Alcántara

 

El PSOE local elaboró un cuaderno para las primeras elecciones democráticas, que se celebraron el 3 de abril de 1979. Consta de una portada y siete páginas, reproducido en multicopista, de tamaño folio y un texto mecanografiado muy denso, con abundancia de palabras en mayúscula, y algunos textos a mano a modo de titulares, además de escasos dibujos esquemáticos, repitiéndose en todas las páginas la rosa y el puño, símbolo del partido durante esos primeros años de la democracia.
La primera página con el encabezado de “Independencia”, proclama el objetivo principal del partido a nivel local, algo recogido en sus estatutos. Se reclama el territorio de Nueva Andalucía y Puerto Banús. Y se aclara que llevan tiempo luchando por la independencia, que no es autonomía.
Enlaza en muchas ocasiones el PSOE local con la Federación Socialista Andaluza (FSA) y en ningún caso en esta y en otras páginas hace mención a la agrupación de Marbella, ya que eran, y siguen siendo, dos agrupaciones distintas, y en esos años la rivalidad entre ambas era notoria, por el tema de la segregación de San Pedro Alcántara y por la diferencia a la hora de confeccionar la lista de candidatos, teniendo que recurrir a instancias superiores del partido para resolver los enfrentamientos en el orden de la candidatura.

Las páginas segunda y tercera se refieren a los candidatos, de San Pedro Alcántara, por supuesto. Que no son, textualmente ni “señoritos” ni “terratenientes convertidos a socialistas”, sino trabajadores y profesionales, con experiencia de haber trabajado por el pueblo durante años. Y piden el voto para ellos y no para los que han estado gobernando durante mucho tiempo o los que frecuentan la iglesia o la cafetería lujosa, según se escribe en el cuaderno. Se presentan como “Los del puño y la rosa. Trabajadores y honrados” en la siguiente lista.
Manuel López Gómez, industrial, 36 años.
Raúl J. Vázquez García, profesor EGB, entrenador deportes, 36 años.
Salvador Oña Vázquez, dependiente, 30 años.
Antonio Reina Peña, jardinero-tractorista, 50 años.
Julio Midón Campos, camarero, 33 años.
Miguel Ramos Vázquez, administrativo, 27 años.
Juan Antonio García Hernández, mecánico-electricista, 42 años.
José Herrera Santos, administrativo, 52 años.
Miguel Castillo Ordóñez, contable, 54 años.
Rafael Bel Higueros, corredor de fincas, 48 años.
[El PSOE obtuvo seis concejales, entre ellos Manuel López, número 3 de la candidatura municipal, que asumiría el cargo de teniente de alcalde de San Pedro Alcántara y Raúl Vázquez, número 5, nombrado delegado de Enseñanza y Cultura].

En la página cuarta se intenta desmontar las candidaturas de “técnicos” e “independientes”, ya que no se necesita ser técnico para ser concejal, que los ayuntamientos tienen profesionales para desarrollar los proyectos que el pueblo necesite y los llamados técnicos y los independientes han servido a los ricos y a ellos mismos para ganar dinero, poniendo ejemplos de eliminación de zonas verdes, en urbanización Los Romeros, cerrando calles, en El Ingenio, o convirtiendo calles públicas en privadas.
Las páginas siguientes plantean objetivos concretos del programa electoral, que gira en devolver al pueblo la capacidad de decidir lo que le conviene, con atención a un urbanismo bien planificado que recoja zonas verdes y parques infantiles, evitar la diferencia entre barrios pobres y de “gente bien”, junto con atención a la naturaleza, con un planteamiento ecológico.
En concreto, se plantea “urbanizar El Salto”, con buenos accesos, que tenga un recinto ajardinado, un parque infantil, soluciones para “la charca” [embalse], y que pudiera contar con un practicante de guardia [enfermero].
Se propone mejorar la asistencia médica, con una ambulancia para San Pedro Alcántara, “no más timos de rifas pro-ambulancia”.
Se procurará la participación de los padres en la gestión escolar.
En cada barriada debería construirse una Casa de Cultura, de donde surgirían propuestas de acción al Ayuntamiento, también cine-club, biblioteca participativa, protección de “restos romanos, arábigos” y de otras civilizaciones.
En lo deportivo se defiende prioridad absoluta, con atención a los deportes náuticos, promoción de equipos de ciudadanos, ligas sampedreñas, con instalaciones adecuadas con precios mínimos.
Por último, en urbanismo se remiten al testimonio recogido en las películas filmadas por el partido, donde se aprecian las aberraciones cometidas por los “técnicos”. Como soluciones se enumera la necesidad de facilitar el acceso a las playas, la construcción de parques infantiles, mejora del alumbrado público, con especial solución a la calle de “En Medio, evitando los parches de morrillo y arena”, y la mejora de la limpieza de calles por parte del Ayuntamiento.

Para ampliar información sobre la independencia véase el enlace:

“Los cultivos de San Pedro Alcántara entre 1927 y 1941 a través de los cuadernos de Juan Osorio Fernández”.
Artículo de José Luis Casado Bellagarza, publicado en la revista de la Hermandad de San Pedro de Alcántara (2023).

La Sociedad General Azucarera de España adquirió la totalidad de la colonia de San Pedro Alcántara en 1910. En 1915 procedió a cerrar la fábrica de azúcar y se dejó de cultivar caña, ya que la remolacha, cultivada en otros lugares de la Península, producía mayores rendimientos.
En los años siguientes se establecieron mejoras y nuevos cultivos como el tabaco y sobre todo el algodón, pero a mediados de la década de 1920, tras fracasar esos planes la empresa decidió parcelar el latifundio para facilitar su venta, ante la imposibilidad de enajenarlo de forma completa.


Los cuadernos de Juan Osorio documentan esos cambios de cultivo, entre 1927 y 1941. Se mantienen los cereales, con predominio del trigo, disminuye el algodón como planta experimental, vuelve la caña de azúcar, que se llevaba a Málaga para moler, y muestra una gran variedad de plantas herbáceas y árboles, que junto con las viñas, conformaban el paisaje de San Pedro Alcántara durante esos años.

En este enlace se puede leer el artículo completo
CuadernosdeJuanOsorioRevistaHermandadSPA