Fue un 23 de octubre, pero de 1861, el marqués del Duero, inmerso en su tarea de fundación de San Pedro Alcántara, acudió al Ayuntamiento de Marbella, para participar en la reunión conjunta del Pleno y los mayores contribuyentes, para decidir la inversión de casi un millón de reales obtenido por la venta de las tierras comunales de Marbella en acciones del ferrocarril Málaga-Córdoba.

Pedro Artola fue el único concejal que votó en contra de esa inversión. El tiempo le daría la razón a Artola, pues el fracaso de la compañía ferroviaria privaría al Ayuntamiento de una parte esencial de sus ingresos periódicos, arrastrándole a una situación de déficit crónico, viéndose incapaz de afrontar los gastos más perentorios y perjudicando, como consecuencia de ello, a los ciudadanos más necesitados del municipio.

El marqués del Duero no poseía acciones de esa compañía, de la que fue nombrado presidente honorario, ni de ninguna otra, ya que su esfuerzo inversor se centró en la colonia de San Pedro Alcántara y en otras fincas en la vega del Guadalhorce. No obstante sería favorecido por ese ferrocarril, que años más tarde pasaría por sus tierras de Cártama, facilitando el transporte de los productos allí obtenidos.

Información e imagen procedentes del Archivo Municipal de Marbella

 

El 23 de marzo de 1867 Máximo Laguna divisaba desde la Sierra de las Nieves el litoral de la Costa del Sol, citando los campos de caña de azúcar de la colonia de San Pedro Alcántara:

“Desde la parte alta de la Sierra de las Nieves se goza de una magnífica vista sobre el Mediterráneo y sobre las costas de España y de África, viéndose en primer término y a poca distancia el elevado cerro de las Plazoletas [o Torrecilla] (1.990 m), parte culminante de la Sierra de Tolox; en el fondo y en la misma dirección la Sierra Blanca de Marbella; a la derecha un trozo de playa con los verdes cañamelares de San Pedro Alcántara; la Sierra Bermeja, la de Estepona, etc., y, en lontananza, entre las brumas del mar, algunos cerros de las sierras africanas”.

Así lo publicaba al año siguiente en la “Revista forestal, económica y agrícola”.

Por otra parte, pedía la protección del pinsapo, que peligraba por los incendios, porque son desmochados por los neveros, y los pequeños eran comidos por los animales.

Además de describir numerosas especies de plantas existentes, se detuvo en un ejemplar de tejo, el único que vio, que podría tener 700 años, a juzgar por el lento crecimiento de la especie, ya que tenía 5,25 metros de circunferencia y algo menos de altura.

Por otra parte, el pinar de Sierra Bermeja era todo de Pinus Pinaster, los rodales de mayor espesura son sólo los de menos edad, pimpollos, o lechones según la gente de la sierra, que da también el nombre de lechonar a la pimpollada

 
27 DE SEPTIEMBRE. DÍA MUNDIAL DEL TURISMO

A finales del siglo XIX, se plantea el turismo como una alternativa a la crisis económica que azotaba Málaga. Así, tenemos un temprano testimonio de las posibilidades de San Pedro Alcántara en el artículo de Ricardo Becerro de Bengoa, publicado en 1888 en la Revista de España, con un título que se convertirá en todo un eslogan «Málaga. Estación de invierno».
En este sentido, compara Málaga con ciudades europeas como Cannes, Niza o Mónaco, e indica que Málaga les gana en temperatura, mientras que su flora y sus cultivos son equiparables. Después de citar los pueblos del interior, plantea excursiones a los pintorescos y animados pueblos inmediatos de la costa desde Torrox a Marbella y Estepona.
Ricardo Becerro afirma que Málaga puede ser en invierno, lo que San Sebastián es en verano. Para ello sería menester construir fondas y casinos, hoteles y centros de hermosa vegetación semejante a las fincas de los Heredia o los Larios y también «como la maravilla de la colonia de San Pedro Alcántara, transformando la tierra rústica y estéril en un jardín de flores, y es seguro que una vez visitada esta comarca por los forasteros, jamás perderá el renombre y el favor que, a un tiempo, con la animación y la riqueza, le darán el concurso de las gentes, y que está de todas veras reclamando, por las excepcionales condiciones de su clima y de su suelo».


El 27 de agosto de 1949, el alcalde de Marbella, Francisco Cantos Gallardo, tras visitar San Pedro Alcántara, comprueba que no hay avería en la conducción de agua de la Barriada, lo que ocurre es que la tubería tiene falta de sección.
Propone que se traslade allí la que existe en la calle del Peral, de Marbella, que no se utiliza.
Esto fue una respuesta a la queja del teniente de alcalde de San Pedro Alcántara, Joaquín Amores Blanco, ya que la mayoría de los usuarios llevaban 4 meses sin agua potable, por lo que pedía el arreglo inmediato de la avería.
Ocho meses más tarde, el 18 de marzo de 1950, se acuerda levantar la tubería de agua de las calles Peral y Huerta Chica y destinarla a San Pedro Alcántara.

Texto basado en Archivo Municipal de Marbella.
Foto de la Biblioteca Nacional de Austria, a través de la web de Europeana Collections.

 

Primavera desde el bulevar de San Pedro Alcántara, con ciruelos en flor.